Si en el mercadillo del Jueves los que antiguamente se llamaban a sí mismos chalanes ponen sus puestos todas esos días de la semana, excepto el Jueves Santo, podríamos decir que este año el Jueves Santo, a efectos del baratillo de la calle Feria, ha durado hasta hoy mismo. Hoy vuelve a abrir El Jueves que, como tantas cosas de Sevilla, ha estado cerrado desde comienzos de marzo. Pero vuelve de una forma rara. De "nueva normalidad", nada. El Jueves que abre hoy se parecerá poco al que conocemos de toda la vida, al que hizo decir a aquel escritor extranjero:-
-- Ni en el mercado de diamantes de Amsterdam he visto discutir a dos joyeros con tal ardor que a un sevillano con el dueño de un puesto del Jueves por el precio de una alcayata vieja.
Al Jueves le aplican las normas de evitación de contagios, lo que está muy bien. Pero le quitan parte de su esencia. Han reducido el número de puestos a la mitad, de forma que a cada vendedor le toca ir cada quince días. Un Jueves con menos puestos. Raro. Más raros serán los letreros diciendo cómo hay que circular entre tanta cómoda vieja y tanta cornucopia del rompeolas de los pisos desmontados a la muerte de los abuelos. Y, sobre todo, que no se pueda poner nada directamente en el suelo. Todo tiene que estar sobre mesas, en alto. No me imagino un Jueves sin un suelo de libros de segunda mano, de viejos sillines de bicicleta, de jarrones, de radios antiguas, desde San Juan de la Palma a la Cruz Verde. Hoy hay que ir al Jueves para buscar algo que no se vende: la imagen del mercadillo que ha cambiado con las normas de Sanidad.
Pero el Jueves resistirá, con sus hierros viejos y sus cuadros de almoneda y su regateo de precios, porque es el mercadillo más antiguo que existe. Dicen que es incluso anterior a la Reconquista, por algo a Richard Ford le recordó el zoco de El Cairo. Según leo en un libro interesantísimo, "El Jueves: apuntes de una Feria milenaria", de Ángel Vela Nieto, aunque las primeras referencias son sobre la regulación que hizo el Rey Sancho, el Jueves ya existía cuando la Reconquista. Y es la Feria más antigua de Sevilla. Le gana a la de abril al menos por una goleada de seis siglos. Tanta importancia tiene y tuvo, que le dio nombre a todo un barrio, el de la Feria. El barrio de la Feria se llama así no en honor de la de abril, que es de ayer por la mañana, sino por este mercadillo. Que antes estaba tras la iglesia de Omnium Sanctorum, en torno a la plaza de Calderón de la Barca y la casa de los Marqueses de La Algaba. De ahí que lo que entendemos por barrio de la Feria, Anchalaferia y sus alrededores, se llamen así precisamente por el mercadillo del Jueves. Que en el siglo XIX pasó a su actual ubicación: a San Juan de la Palma, a la Plaza de los Carros, a Mengíbar, a esta parte estrecha de la calle Feria, que de la Cruz Verde para allá se convierte en Anchalaferia.
Tiene el Jueves ilustres antecedentes literarios, aparte del citado de Richard Ford. Cervantes lo menciona en "Rinconete y Cortadillo", grandeza de aquella Sevilla imperial, Puerto y Puerta de las Indias. Su historia y su anecdotario pueden llenar muchas páginas. El catedrático e historiador de Tartessos don Juan de Mata Carriazo encontró entre los hierros viejos de la Plaza de los Carros lo que su vendedor creía adorno de un mueble o bocallave rota, y que resultó ser el que ya se conoce como "bronce Carriazo", primo hermano de las piezas del Tesoro del Carambolo. Una leyenda hermosísima cuenta que alguien incluso encontró entre sus puestos un Murillo. Seguramente no sería un Murillo de verdad, pero no me negaran que el prestigio legendario que le da eso al Jueves es innegable. Sería probablemente, querido Machuca, una copia perfecta de las que "La Princesa" le hacía al anticuario Andrés Moro y que evocabas en tu sabatino "Reloj de Arena". Seguro, seguro, compay Machuca, que si vas hoy al Jueves encuentras más de un reloj de arena en perfecto funcionamiento. Marca Rolex te dirá el chalán, naturalmente. No lo regatees y cómpralo por lo que te pida. Así es el Jueves. Eso es el Jueves. La Feria más antigua de Sevilla. Tan antigua que hasta le dio nombre a un barrio, mientras la de Los Remedios ha tenido que tomar prestado el del mes de abril.
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