ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  11 de septiembre  de 2020
                               
 

Los suelos que perdimos

No sólo son los ya tópicos cielos que perdimos en el título inmortal de Romero Murube, ahora hay que lamentarse de los suelos que perdimos: los pavimentos tradicionales de Sevilla, en los que se están permitiendo todo tipo de experimentos y perrerías, perdiéndose un carácter que por histórico merecería la protección de la Comisión del Patrimonio.

En Sevilla ha entrado la moda de la "plataforma única". Llámase plataforma única a dejar una calle sin aceras y sin arroyo central para el desagüe de las lluvias, que entra el agua en los portales que da gusto, y a la parte reformada de Baños me remito. Con esta moda ha desaparecido, con las aceras, algo tan clásico como el bordillo. En Sevilla no van quedando bordillos de adoquín en la elevación de la acera sobre el nivel de la calle. Ay, qué clásicos esos bordillos de la calle Águilas o de la calle Murillo, donde la acera es prácticamente el bordillo, tabla de salvación para subirte a él ante la circulación rodada. Y con el bordillo, ha desaparecido al adoquín de toda la vida, centenario muchas veces, colocado artesanalmente por los canteros de Gerena. En el muelle de Nueva York levantaron adoquines que eran obras de arte por su antigüedad y por todo lo que habían presenciado en la Sevilla de los vapores de la línea regular a la Gran Manzana y de los mercantes con las naranjas para la exportación. Calle que tocan para convertirla en "plataforma única" es calle donde desaparecen los históricos y tradicionales adoquines de granito, cotizadísimos por los anticuarios. Que son sustituidos por los nada sevillanos y seriados adoquines de Quintana de la Serena, perfectamente geométricos, sin el brillo del granito de Gerena, extraños a nuestro suelo. Donde por cierto cada vez van quedando en las aceras menos losetas hexagonales que eran las clásicas de toda la ciudad. Las sustituyen por losas modelo Plaza Virgen de los Reyes, el primer gran desaguisado que se hizo contra los suelos que perdimos, destruyendo los dibujos de chinos lavados que enmarcaban la fuente de Lafita.

Un grupo de profesionales y artistas, encabezados por Carmen Laffón y Rafael Manzano, ha lanzado un manifiesto al que desde aquí no podemos por menos que sumarnos, lleno de argumentos tècnicos para la defensa del sevillanísimo y artesanal adoquín de granito de Gerena frente a la profusión de las oscuras y tristes piezas seriadas de Quintanar de la Serena. A cuyas industrias de la piedra estamos haciendo ricas, en detrimento de Gerena, donde yo creo que no quedan ya ni canteros que sepan colocar los adoquines con su ajuste manual y luego su fijación con una maza y una lechada de cemento sobre todo el conjunto. Dicen los promotores de este Manifiesto a Favor del Adoquín de Gerena: «La ciudad plantea un problema de difícil pero obligada solución: conseguir un equilibrio entre sus necesidades de transformación y permanencia. Transformación que viene determinada por su condición de sistema necesitado de adaptarse a la evolución de las condiciones de vida de sus habitantes y permanencia por la necesidad de que se mantengan en ella los elementos que configuran su identidad como producto del tiempo y la memoria viva en la que nos reconocemos sus moradores. Dentro de esta disyuntiva, la ciudad se enfrenta a un reto muy especial: qué tratamiento dar a los elementos que habiendo perdido parte de su valor funcional en relación a las nuevas demandas y materiales, conservan una gran importancia como elementos que determinan la identidad de la ciudad y son por tanto parte indiscutible de su acervo patrimonial. Por todo ello, las personas y entidades que suscriben el escrito, quieren hacer un llamamiento a las administraciones responsables en la gestión de la ciudad tanto en la protección del patrimonio histórico como en la implementación de medidas sostenibles en su desarrollo, en defensa de la pavimentación histórica, cuyo mantenimiento en las obras a efectuar en la ciudad consideramos debiera ser un objetivo prioritario e ineludible. La defensa de la ciudad a través de la defensa de su pavimentación histórica es el objeto de nuestra iniciativa y del presente escrito». ¿Dónde hay que firmar, querido amigo y compañero portacelitano Javier Queraltó?

 

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