ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  18 de septiembre  de 2020
                               
 

Que el Carranza sea Carranza

Para que no hablemos de los asuntos verdaderamente graves que nos preocupan han vuelto a sacar a pasear la Memoria Histórica, ahora llamada Democrática. Y en este punto hay que resaltar que a comienzos de la Transición, quien tomó en Sevilla la decisión más valiente y sensata en esta materia fue el alcalde Luis Uruñuela: le puso Puerta Jerez a la Puerta Jerez. Es decir, hizo legal lo que era real, porque nadie la nombraba por su nombre oficial de plaza de Calvo Sotelo. Y tomó otra decisión igualmente arriesgada e importante: llamó La Alfalfa a La Alfalfa, que era la plaza del General Mola, pero le pasaba como a la Puerta Jerez, que nadie la llamaba por ese nombre, como pese a todas las denominaciones oficiales La Magdalena fue siempre la Magdalena.

El alcalde de Cádiz, José María González, tenía que haber tomado lección de Luis Uruñuela a la hora que, en aplicación de la Memoria Histórica, quería cambiar el nombre (que tampoco había ninguna necesidad), al Estadio Ramón de Carranza. Que nunca fue llamado así, con el nombre completo de don Ramón de Carranza y Fernández de la Reguera, marqués de Villapesadilla, marino de la Armada, que había participado en la guerra de Cuba al mando del cañonero "Contramaestre, con el que ganó la Cruz Laureada de San Fernando, y que luego, destinado a Cádiz, se quedó ya en la ciudad, de la que fue prohombre, alcalde entre 1927 y 1931 y luego, brevemente, desde julio de 1936, tras el Alzamiento, hasta su muerte en 1937. Carranza fue diputado a Cortes por el Partido Conservador, senador, persona influyente en la ciudad, bajo cuya alcaldía se construyeron la Plaza de Toros, el Cine Municipal del Palillero, el Hotel Atlántico y el Hotel Playa. Su hijo, José León de Carranza, le siguió los pasos como alcalde y prohombre de Cádiz. De ahí que el estadio lleve el hombre del padre y el puente sobre la bahía, el del hijo. Lo que me hizo una ves escribir para el Carnaval: "Cádiz, sitio extrardinario,/hijos con nombre de puente,/padres con nombre de estadio".

Que no le gusta al alcalde, aunque todo el cadismo se olvida hasta de don Ramón de Carranza y nombra como algo mítico, sentido, vivido, querido, "su Carranza". No hay quien llamen "Estadio Ramón de Carranza" al Carranza, que es un símbolo del cadismo, como proclama el pasodoble de "Los Peregrinos", el "Me han dicho que el amarillo", del difunto y genial Manolito Santander, himno oficioso del Cádiz C.F.: "Benditos sean los llenan de esperanza"/ cada rincón, cada escalón de mi Carranza". ¿Ha pensando el alcalde Kichi que de momento iban a tener que cambiar también la letra al pasodoble-himno? Lo que sí pensó fue llevar el asunto a una comisión para el cambio de nombre, donde estaban las peñas cadistas naturalmente, con la sorpresa de que el nombre que salió más votado fue el de "el Carranza", sin Don Ramón y sin nadie, como llaman los cadistas al templo futbolístico de sus amores. Pero ese nombre de "Carranza" a secas fue vetado, y se procedió, tengo entendido, a una nueva votación. En la que ante la evidencia de las cosas salió la gracias gaditana: ¿y saben en plan pitorreo qué nombres votó la gente de guasa para quitar el nombre de Carranza al estadio? Aguanten la risa como ante el golpe final de un buen cuplé, pero los nombres que más salieron fueron Santiago Abascal, sí, el de Vox, y Francisco Franco, sí el exhumado del Valle de los Caídos. ¿Hay arte o no hay arte? La Cuna de la Libertad es maestra de la ironía y del humor como arma de destrucción masiva.

Así que mi querido Kichi, mi admirado comparsista del grupo de Jesús Bienvenido, vamos a dejar las coasas como están y, en plan Luis Uruñuela, vamos a llamar al Carranza como se ha llamado siempre: Carranza. No le entropeemos la rima al pasodoble-himno de Manolito Santander llamándolo La Tacita de Plata, Bahía de Cádiz, Nuevo Mirandilla, Gadir, Ciudad de Cádiz, Gades, De la Laguna o La Pepa. Mejor que yo lo ha dicho Juan Antonio García, presidente de las peñas cadistas: "Nosotros defendemos Estadio Carranza no como persona, sino como sentimiento. Cuando se nombra no se enaltece nada, se habla de algo arraigado en el gaditano y en el cadista. Es difícil identificarse con cualquier otra opción".

 

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