ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  24 de octubre  de 2020
                               
 

¡Cuídate!

Ya nadie se acuerda de aquellos mal llamados días en que comenzó la pandemia, cuando cantábamos con esperanza el "Resistiré" y, en pleno confinamiento nacional de España, el que ha traído la ruina económica y social, a las 8 de la tarde salíamos a los balcones a aplaudir a los sanitarios que estaban supliendo todas las faltas de las imprevisiones y colapsos en los hospitales. Mucho cantar "Resistiré", pero no hemos podido resistir, aunque hubiese, como Sánchez, quien insensatamente diera el Parte de la Victoria ante el virus, que anunció como derrotado y sólo le faltó decir: "Españoles, la guerra contra el Covid ha terminado, ¡hala!, todos a la calle y empezar los contagios para que venga la segunda ola".

¿Derrotado? Los derrotados somos nosotros. Todos. El desánimo y la preocupación han cundido, y ahora hemos pasado a los tiempos del "¡Cuídate!". Igual que antes, cuando terminabas de hablar por teléfono con alguien se despedía siempre con el italianizante "Chao", ahora no hay conversación en la que tu interlocutor al final no te recomiende un "¡Cuídate!". A mí me da un coraje... ¡Claro que nos cuidamos, no hay desearlo, y hay que ser un insensato incívico de los botellones y las fiestas en los pisos para no hacerlo! Todos hemos hecho un máster en mascarillas, en guardar las distancias en las colas, en lavarnos las manos. Pero si nosotros nos cuidamos, no sabemos qué harán los demás. Vas por la calle y en cada peatón con quien te cruzas ves un posible asintomático que no se ha hecho el PCR y que si pasas muy cerca de él, aun a pesar de la mascarilla, te puede pegar el virus, porque él no la lleva, es de los que se las ponen en el codo o como bufanda.

¿Y será por medidas del Gobierno, de las autonomías y de los ayuntamiento para cuidarnos? Y como el humor, igual que la esperanza, es lo último que se pierde, hay guasón que dice que han descubierto que el bicho puñetero es como Drácula, que ataca de noche: de ahí tantas medidas obligatorias con nocturnidad. De ahí tantas medidas de cierre de los bares y de la hostelería a las 12 de la noche. De ahí ese toque de queda, que suena a la Tercera Guerra Mundial que realmente estamos viviendo y sufriendo, y que muchas autonomías, entre ellas la nuestra andaluza, quieren imponer. -

Por normas para cumplir el "¡cuídate!" de las despedidas no queda la cosa. Demasiadas normas. Una maraña de normas de prohibiciones. Que, además, como son distintas de región a región, de provincia a provincia y de ciudad a ciudad, no hay quien se aclare. Todas las normas vienen en los periódicos; pero la gente no se las lee, sólo los titulares gordos en el teléfono móvil. Ni la autoridad las divulga masivamente. No sabemos si el toque de queda va a empezar en Granada o nos va a coger a nosotros. Y si los bares y la hostelería pueden estar abiertos hasta las 10, las 11, las 12 o la 1. Y si podemos salir del término municipal o no podemos. No sé qué será peor: si el miedo que tenemos todos, hasta las mismísimas trancas, o si el lío de tanta norma distinta en cada sitio. Y cuando parece que va a haber una racional unificación de medidas para toda España, te hablan del necesario dictamen previo de los tribunales o de que sea aprobado por el Congreso de los Diputados el Estado de Alarma (ojú, otra vez) para poder aplicarlas. Un lío. Un lío que aumenta por días, en el que ya sabemos que la segunda ola está siendo peor que la primera y que España, desde aquellos ya lejanos días del "Resistiré", ha superado nada menos que el millón de contagios y que la sanidad vuelve a estar colapsada.

¿"¡Cuídate!"? Claro que nos cuidamos. Lo más triste es que muchos de los hospitalizados en una UCI a punto de colapso quizá fueran de los que se cuidaban y que en el rastreo no han conseguido saber cómo cogieron este bicho malo que nos tiene el alma en un puño, y perdón si les ha amargado la mañana, pero esto, ay, desgraciadamente es así.

 

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