ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  7 de noviembre  de 2020
                               
 

Esto no es una noticia falsa

Esto no es una noticia falsa, una "fake new". Así que no puede meter mano Iván Redondo con la censura encubierta que se han montado, para que, en cambio, el Gobierno sí pueda seguir largándonos cuantas trolas quiera, en esa bella arte en que han convertido a la mentira. Ante tanta desolación de la quimera, tanto miedo, tanta enfermedad, tanta ruina, tanta muerte, una buena noticia. Y verdadera. Y más sevillana que el NO8DO.

Hay que aplaudir y felicitar a la Hermandad de la Esperanza Macarena porque frente a tanta preocupación y tanta obsesión con las cifras y números del desastre sanitario, y no digamos del económico; ante la confusión de normas y contranormas de las autonomías; ante el estado de cabreo de los españoles hartos, nos trae una buena noticia: la presentación del Patrimonio Inmaterial Macareno, los diez personajes que a lo largo de la Historia, de la parroquia de San Gil a la Basílica, han ido construyendo la esencia y la imagen, la estética y el mito de perfecciones de la cofradía. En Sevilla tras cada institución nuestra y querida hay un hombre que ha dedicado su vida a ella, que se ha entregado en cuerpo y alma a un sentimiento. Ocurre en los clubes de fútbol y en las entidades más diversas, en las Reales Academias, hasta en las asociaciones de vecinos. Nombres unidos para siempre, aun después de marchados de la vida, a un trozo de Sevilla, al que precisamente entregaron esa vida.

Diez macarenos, diez, forman ese intransferible Patrimonio Inmaterial de la Hermandad de la Esperanza. Ellos acuñaron la imagen de la cofradía, en la calle y en la devoción popular a la Esperanza. Cuánta Sevilla en los diez personajes que la Hermandad de la Esperanza proclama como patrimonio inmaterial macareno. Ahí están las verdes mariquillas que Joselito regaló a la Virgen y las "lágrimas de verdad" que, vestida de luto por Rodríguez Ojeda, estrenó la Virgen tras lo de Talavera, cuando el río venía "teñío con sangre de los Ortega". Ahí está el codificador y renovador de la estética de la hermandad, de las corazas de costillas de la Centuria a la capa de merino y el verde terciopelo: el bordador Rodríguez Ojeda. Y el balcón de Marta Serrano la saetera en su calle Parras, riñiéndole a la Virgen por lo que tardó en volver tras su Coronación. Y la rasgada voz flamenca de Miguel Loreto en el martillo del Señor de la Sentencia. Y la sabiduría de zorro plateado de Luis León con el dragón que lleva a la Virgen al cielo en cada levantá. Y la Salve Macarena de Juanita Reina. Y las flores de Ramitos junto a las jarras de entrevarales del palio único. Y Garduño vistiendo a la Virgen para el besamanos. Y el redoble del tambor de Pepe Hidalgo, con el vespertino recorrido de su Centuria recordando en la marcha de paso ordinario a "Abelardo". Pero sobre todo, Ella: la verdadera Madre de Dios. La Esperanza Nuestra. A la que verdaderamente necesitamos hoy más que nunca, cuando parece que el mundo se hunde a nuestros pies.

 

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