ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  22 de enero  de 2021
                               
 

Nostalgia de lo cercano

Hasta ahora, los mayores sentían, sentíamos, nostalgia por lo pasado, por la Sevilla que se fue, los cielos que perdimos o los adoquines de Gerena que sepultó la marea negra y que ahora, si afloran al meter la máquina de estrechar calles, quitar aceras y ponerlas de "plataforma única", los sustituyen por uniformes losas de La Serena, impersonales, sin gracia ninguna. Por privado, Carlos Colón me recordaba el otro día con todo cariño y nostalgia: "Ya no veremos "Rebeca" en el Llorens, no tomaremos café en el Laredo (el de verdad), no volveremos a pasear por una Mateos Gago de aceras y adoquines, no compraremos libros en Sanz, en Pascual Lázaro o en Atlántida, no tomaremos una "cristina" de La Española, no iremos al gallinero del San Fernando, no compraremos en las cuarteladas del mercado de la Encarnación, no volveremos a tener tantas de esas cosas que hacían Sevilla."

Pero lo que nunca pude pensar es que ahora, por culpa del maldito virus, íbamos a tener todos, mayores y jóvenes, nostalgia de lo más próximo. Retorno de lo vivo cercano. ¿Quién nos iba a decir en la Noche de la Ilusión del 5 de enero de 2020 que con la trasera de la carroza del Rey Baltasar, en la que el Ateneo, bajo su escudo, decía "Gracias, Sevilla", se nos iban a ir tantas cosas hasta entonces tradicionales y nuestras. Un "meme", de estas fotos trucadas con mucha gracia y a veces mucha guasa que nos mandan por el teléfono móvil, usted recibiría quizá el montaje de un dibujo de esa trasera del Rey Negro (perdón, subsahariano) e inmediatamente detrás la Cruz de Guía de La Borriquita, con los nazarenos negros del Amor, esperando impacientes la Semana Santa. Como en el bolero de Carmelo Larrea con las dos cruces del barrio de Santa Cruz, "ya todo aquello pasó/todo quedó en el olvido". Y tenemos ahora nostalgia de las dos primaveras sevillanas que la pandemia nos ha robado.

Ahora sentimos nostalgia de los besamanos de la Vírgenes, convetidos en veneraciones a distancia para evitar contagios. Ahora sentimos nostalgia del boletín de la hermandad que nos anuncia el reparto de papeletas de sitio. Ahora sentimos nostalgia del sonido metálico de los tubos y las estructuras del montaje de los palcos en la Plaza. Ahora sentimos nostalgia de la colocación del primer tubo de la portada de la Feria. Ahora sentimos nostalgia de las cábalas sobre los carteles taurinos de la Feria, por más que Ramón Valencia se haya echado para adelante y haya anunciado una terna soñada para el Domingo de Resurrección, que ojalá llegue a darse. Ahora sentimos nostalgia por la entrega de las tapas del pregón en Casa Manolo, porque, además, si no estoy mal informado, me han dicho que Casa Manolo ha cerrado. Ahora sentimos nostalgia de la llegada del Miércoles de Ceniza con el "esto ya está aquí", que se convierte por segunda vez en un tristísimo "este año esto tampoco está ya aquí". Ahora sentimos nostalgia de todo reciente y cercano, que parece que fue ayer cuando lo gozamos en toda su grandeza y que veremos cuándo vuelve...

 

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