ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  19 de febrero  de 2021
                               
 

Hasta los andares

Los ministros del Gobierno social-comunista se caracterizan porque en vez de solucionar los problemas de los administrados, se dedican a crearlos, inventando las chorradas máximas que pensarse puedan para ellos lucirse y ganar barlovento en los titulares del telediario. Como a este no lo pueden ya mandar de candidato a Cataluña ni tiene bajo su mandato la responsabilidad de la pandemia que todos se sacuden de encima y le largan el mochuelo a las autonomías, se ha dedicado a inventar el Sistema Nutriscore para la categorización de algunos alimentos. Me refiero al podemita ministro de Consumo, Alberto Garzón, que con tal de aparecer y de figurar como su señorito Pablo Iglesias, inventando cada día una charlotada política, se ha dedicado a crear una clasificación de alimentos, como aquel libro de moralina de los confesores: "Lecturas buenas y malas".

Y con la cantidad de alimentos que hay en España, y a cuál más rico además, le ha dado a nuestro Garzón por tomarla con el jamón y el aceite de oliva. O sea, por la dieta mediterránea. Claro, como la cabra tira al monte, seguramente su fe comunista le hace creer que la mejor es la dieta rusa, la de Venezuela, la de Cuba, la de Corea del Norte. Dietas con cartilla de racionamiento, vamos, en lugar de las maravillas españolas de los platos de cuchara, de los productos de matanza, del oro líquido de nuestros olivares.

Y agárrate, Catalina, que aquí llega lo bueno. Este Garzón le hace ascos en su clasificación alimentaria tanto al jamón como al aceite de oliva. Cuando estamos logrando que la gente sepa cada vez más de aceite, que hasta catadoras aficionados hay y todo, y todo el mundo distingue el virgen extra, y el monovarietal de picual del hojiblanca... Y cuando en materia de cerdo todo el mundo sabe distinguir ya entre el cebo y la bellota, y se conoce la maravillosa geografía jamonística de Gijuelo, Jabugo, Cortegana, Trevelez, Cumbres Mayores, Aracena, y siga usted poniendo maravillas y cinco jotas. Cuando todo esto es así, al ministro Garzón la ha dado por aplicar los inconvenientes de su Sistema Nutriscore a los dos productos alimenticios que son santo y seña de las excelencias de la dieta mediterránea, especialmente en Andalucía.

Poco más o menos, Garzón quiere bajar al aceite de oliva y al jamón de bellota a Segunda B, y sin jugar liguilla de descenso, además. Pudiendo haberle puesto la máxima puntuación de la clasicifcación Nutriescore, que son cinco colores (de verde oscuro a naranja oscuro) asociados a cinco letras (de la 'A' a la 'E'), en su Semáforo Nutricional va y le arrea una C al aceite y una E al jamón. ¿Sabrá Garzón de jamón, o será como aquel niño que cuando el padre le dijo que iba a comprar uno dijo, "eso, eso, y yo también me monto"? Ha estado Elías Bendodo ciertamente de pata negra cuando ha dicho: «Ahora vienen unos señores comunistas a decirnos que el jamón y el aceite perjudican la salud». Cuando no saben que del cerdo alimentan hasta los andares. Y más si se toma una loncha en el desayuno con una buena tostada con aceite.

 

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