ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 13 de mrrzo  de 2021
                               
 

La casi Feria

Si el año pasado, cuando las fechas de la "no Feria" nos cogieron en esa especie de arresto domiciliario del pleno confinamiento obligatorio de cada uno en su casa sin salir más que a la farmacia o a comprar el pan, hubo ganas de festejo, y se adornaron muchos balcones con farolillos y cadenetas como si fueran una caseta, imagínense hogaño. Como podremos salir a la calle y a lo mejor hasta trasladarnos de una provincia a otra dentro de la perimetrada Andalucía, verá usted cómo todo se produce tal como canta la loreña Gracia Montes: "Que yo, quieras o no,/soy una Feria,/soy una Feria,/soy una Feria".

Sevilla será como una Feria aunque no haya Feria oficialmente en Los Remedios, ni portada, ni casetas, ni paseo de caballistas, ni riñas de niñatos en la calle Pascual Márquez. Que en plenos días de la "no Semana Santa" vea usted por la calle a un señor vestido de nazareno, o de armao (aunque sea de armao chuchurrío del Santo Entierro), es totalmente impropio y por nuestro sentido de la medida no se producirá. Pero verá cómo las calles se llenan de muchachas y señoras vestidas de flamenca, sentadas en los veladores de los bares. Y verá cómo muchos bares se adornan como si fueran casetas y no faltan las jarras de rebujito. Total, entre una caseta y un bar con farolillos y con discos de sevillanas puestos en la megafonía no hay mucha diferencia Lo mejor de la Feria es totalmente exportable a los bares. Llamo lo mejor de la Feria a la reunión agradable con los amigos, a la charlita, al tapeo, al copeo. De todo eso va a haber, si no en el Real de la Feria, sí por toda Sevilla. De lo cual me alegro mucho, por el respiro económico que significará para la hostelería. Comer en una caseta o comer en un restaurante ambientado de Feria vendrá a a ser la misma cosa.

Y verá usted cómo hasta se les ocurre a muchos celebrar la "noche del pescaíto", aunque la mesa no pueda ser tan larga como en la caseta, sino muchas de seis socios, pero todos vestidos de tiros largos como cuando hay Feria de verdad. Enganches tampoco van a faltar, con la exhibición ya anunciada, con el aforo de la plaza de los toros reducido, porque no se trata de hacer la taquilla que necesita un festejo en condiciones. Y verá cómo antes de la exhibición de enganches Sevilla se llena del cascabeleo de los coches a la media potencia enganchados a la calesera. Un sonido campero de cascabeles que nos hará parecer que estamos en Feria si pasamos por la calle Adriano.

Y de los cacharritos, ni te cuento. Igual que me alegro por los dueños de los bares que van a tener un respiro económico, me conforta que los feriantes de las atracciones de la Calle de Infierno, que no han ingresado un solo euro desde hace ya más de un año, sin ferias en ninguna parte, tengan su respiro en eso que han inventado, "Vive Park". Donde, para ser como la calle del Infierno, no faltarán ni los puestos de salchichas y de gofles, aparte de los coches de choque. En resumen: que aunque no haya Feria, me parece que el ambiente de Feria está asegurado en esos días.

 

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