ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 17 de mrrzo  de 2021
                               
 

Enmascarados

Con tanta tragedia sanitaria, laboral, social, económica, política como tenemos encima, se nos ha pasado ver con una sonrisa algunos, aunque pocos, aspectos humorísticos que tiene la presente calamidad. Sí, ya sé: no es para tomar a broma nada de cuanto está ocurriendo en España, incluidos pitote de las elecciones en la Comunidad de Madrid y abandono de la autoridad en materia de pandemia por el Gobierno de Sánchez, que se sacude las pulgas y se las deja a las autonomías. Pero le sacaré a usted una sonrisa si le digo que los españoles nos dividimos ahora en tres grandes grupos:-

1. Los que usamos mascarillas quirúrgicaS color Celta de Vigo, o color seise sevillano de la Purísima, o color cielo de cuadro de Velázquez. -

2. Los que usan mascarillas FFP2, casi siempre blancas, las más comunes, que por su forma yo llamaría "culipato".

3. Los que usan mascarillas de tela, casi siempre negras, de diseño, con el escudo o el logotipo de algo, o con la bandera de España, a la derecha o a la izquierda, según ideologías.

Y hay un cuarto, peligrosísimo grupo: el de los que no usan mascarilla alguna, a pesar de las recomendaciones sanitarias y las obligaciones legales; el de los que se reúnen de farra y alegría en un piso o en un local comercial como si nada estuviera ocurriendo y no fuéramos ya por cerca de los mil muertos. No incluyo en la clasificación a este grupo porque sí que no es para gastar bromas la irresponsabilidad de exponer a todos a la infección que nos mantiene como estamos y nos hace perder las esperanzas de doblar las curvas de los nuevos casos y hospitalizaciones como Uri Geller doblaba las cucharillas de café en el programa de José María Íñigo.

Con la quirúrgica o con la culipato, ¿cómo vamos, aparte de enmascarillados? Pues enmascarados. Los atracadores de gasolineras no tienen que ponerse un casco de motorista para hacerse irreconocibles: les basta la mascarilla. Y de todos los enmascarados, los más como repetidos son los de las blancas FFP2. ¿A qué les parecen todos la misma persona, salvo las señoras que tengan unos ojos preciosos que les asomen por encima de la blanca protección? El enmascaramiento con la mascarilla nos hace irreconocibles. Y el caso es que quien la lleva se cree que lo conoce todo el mundo. No he saludado nunca a tantos desconocidos por la calle como ahora con las blancas mascarillas. El caso es que ellos te dicen adiós hasta por tu nombre, pero tú no aciertas a saber quiénes son. Les devuelves el saludo y tu mujer te pregunta:

--¿Quién era?

-- Ah, no sé: un señor con mascarilla que no conozco de nada.

Si el saludador en cuestión te ve cara de extrañeza, lo habitual es que se pare (guardando la distancia social, naturalmente) y se baje la mascarilla para que sepas quién es. Y muchas veces lo conoces sin mascarilla menos todavía que con ella. No sabes quién es. Un enmascarado saludador, todos iguales con la FFP2 blanca y culipato.

 

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