ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 26 de mrrzo  de 2021
                               
 

Recuerdos de Sevilla

Un año ya de esta pesadilla. Parece que fue ayer cuando por las desiertas calles pasaba el coche de la Unidad Militar de Emergencias recordándonos con su megafonía el estado de alarma y diciendo que permaneciéramos en nuestras casas...¡ojú, qué miedo, chavó! En este mal llamado año, el que nos ha robado ya dos primaveras, no ha habido sector de la economía que no haya sido tocado, a pesar de la "nueva normalidad" que pregonó el Gobierno de Sánchez cuando, por su cuenta, declaró que había vencido al virus y puso entonces las cosas peor todavía. Piensas en cualquier sector de la economía, de la industria, del comercio y por supuesto de la sufrida y fiel hostelería de los bares de barras cerradas y aforos recortados, y te encuentras con el paro, con los cierres y con la ruina que habremos de sufrir en toda su crudeza cuando las vacunaciones hayan llegado a las cifras de esperanza que ahora citan y que cada vez parecen más inalcanzables, sobre todo cuando el Gobierno de Madrid, como aquí no mandan ellos, le escatima a Andalucía los viales que por su población le corresponderían.

Piensas en las discotecas, en las tiendas de artículos para nazarenos, en las de trajes de flamenca; qué sé yo, en cualquier negocio, y está, en un terrible juego de los barquitos, "tocado y hundido". Si no quieren coger una depresión todavía mayor de la que tenemos, no entren por el desierto barrio de Santa Cruz. No pasen por los grandes hoteles, otros años con el "completo" del cien por cien de ocupación. Y no miren el cartel amarillo que han puesto en las cerradas tiendas de recuerdos de Sevilla. Pasé el otro día por la calle de la Mar, vulgo García de Vinuesa, y vi que había hasta tres tiendas de recuerdos de Sevilla abiertas, con sus rojos baratos trajes de flamenca con lunares negros para niñas colgados en la puerta. ¡Y me dio una alegría! Pero son la excepción. En el resto de comercios de este tipo, que se dice por lo fino "souvenirs", sobre el cierre echado tienen puesto ese cartel amarillo pidiendo ayudas. Las que echándose a la calle pidieron al pie de la Giralda los autónomos de las tiendas de recuerdos de Sevilla y la Asociación de Comerciantes del Barrio de Santa Cruz. ¿Quién va comprar ningún recuerdo de Sevilla, si con las restricciones perimetrales a Sevilla nada más que pueden venir los que vivan en la provincia o los escasos turistas que están llegando poco a poco a un aeropuerto de San Pablo que se te cae el alma a los pies no sólo cuando entras, sino cuando ves el aparcamiento casi vacío?

Recuerdos de Sevilla... Aunque el sector sea una ruina y sus tiendas estén cerradas, toda la ciudad es una tienda de recuerdos de Sevilla: de lo que fue y ya no es. El homenaje al Pregón fue un recuerdo de la Sevilla del pregón. La exaltación de la saeta fue un recuerdo de aquellos solemnes conciertos en la Catedral promovidos por la CEA. Y todo así. La calle Cuna es un recuerdo de la Sevilla que fue próspera y feliz. Toda Sevilla es, ay, un triste recuerdo de Sevilla misma.

 

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