ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 17 de mayo  de 2021
                               
 

Rocío sin Virgen

Estamos en la "Fase Sin" del calendario de fiestas de estas dos primaveras, dos, que nos ha robado el coronavirus: Semana Santa sin cofradías, Feria sin casetas, pueblos sin romerías, temporada taurina sin corridas de las anunciadas, que quedan para las calendas griegas de San Miguel... Y ahora le llega el turno al Rocío. Es la fecha del Rocío, pero no hay romería, suspendida por la Iglesia y por la autoridad sanitaria, por la Junta y por el sentido común. Demasiadas alegrías estamos desbordando sin precauciones sin que de esta catástrofe haya acabado sólo el Estado de Alarma, como para que, encima, andemos en ferias y romerías.

El presidente de la Hermandad Matriz, don Santiago Padilla, lo ha dicho bien a las claras en estas vísperas de un Pentecostés distinto. En que como a la bendita imagen de la Virgen del Rocío le cogió el estallido de la pandemia en su traslado a la parroquia de la Asunción de Almonte, allí está como Divina Confinada Mayor de la Pandemia, y no en su basílica de las marismas, en el bellísimo paisaje de Las Rocines. Padilla ha dicho, referido a la aldea del Rocío y a las ganas de juerga de la gente en este Pentecostés sin caminos y sin procesión el Lunes de la Blanca Paloma, y sin salto de la reja: "Sin la Virgen del Rocío no tiene sentido celebrar allí nada que se parezca a la romería". La frase, aunque aplicada a este año, podía decirse de los anteriores, cuando había romería y caminos de las hermandades filiales. Muchísima gente iba al Rocío no a la romería, sino a pasárselo bien, de juerga, de hacer sociedad en casa de unos amigos, de bailar, cantar, beber, comer y hacer una fiesta de tres días, sin que ni siquiera acudieran a la basílica a rezarle a la Patrona de Almonte y "Reina y Madre de Andalucía", por decirlo en el verso de las históricas coplas de Muñoz y Pabón. Para muchos, era un Rocío sin Virgen y sin componente religioso alguno; ya digo, en su juergueteo, ni se acercaban por la ermita.

Algo de eso, sin la Virgen allí, podemos padecer este año. Un rociero de devoción y verdadera veneración a la Virgen nos pregunta retóricamente, porque ya sabemos desgraciadamente cuál puede ser la respuesta: "A partir de este próximo viernes, ¿cuántos "micro Rocíos" sin las hermandades filiales haciendo el camino y sin Plan Romero, pero con caballos, charrés, carriolas, batas rocieras, carros de doma, van a cruzar el Quema y la Raya Real camino del Ajolí en reuniones con familiares y amigos, aunque las casas de las hermandades filiales estén cerradas, con botellines, botellones, tortillas y cubatas , modelo "Matalascañas a caballo", un camino del Rocío sin Virgen del Rocío y una romería sin Blanca Paloma en su santuario esperando que los almonteños la saquen en procesión en la madrugada del Lunes de Pentecostés? Se puede ver un número". Y tanto. Un número con aproximación y centena de la insensatez y de la falta de sentido.

Se impone un Plan Romero, sí, pero distinto al de otros años. No para cuidar la seguridad de la romería por los caminos y en la estancia en la aldea, sino para evitar que el Rocío sea un botellón "a la sombra de los pinos".

 

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