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ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  4 de junio  de 2021
                               
 

Leopoldo, échame el toldo

Dejamos ayer a este Corpus chuchurrío y atípico que nos ha tocado en el segundo robo de nuestra primavera a manos del covid con la Plaza de San Francisco y El Salvador sin los tradicionales palos de las velas que daban sombra a esos grandes espacios para la procesión del Santísimo Sacramento. Y se nos pasó por alto decir que había una tercera gran vela del Corpus: la que ponían sobre el andén del Ayuntamiento, el que cada Lunes Santo bendicen el Cristo de la Expiración y la Virgen de las Aguas cuando pasa por allí la cofradía del Museo.

Era sanísima y utilísima costumbre, una vez pasado el Corpus, dejar puestos estos palos y estas grandes velas, que daban tres grandes espacios de sombra en el centro y que, en la Plaza, se agradecía especialmente cuando, por ejemplo, se venía andando desde la solanera implacable con que dejaron la Avenida desde que la peatonalizaron y desforestizaron, sin un solo árbol, ni los plátanos de sombra del tramo final de Correos a la Puerta Jerez o sin la diversa flora de la Punta del Diamante al Arquillo.

Ya que no los han colocado para el Corpus, y ya que estamos a tiempo para que nos alivien las calores, ¿pondrán los palos y las velas en la Plaza de San Francisco, en la Plaza del Salvador y en el andén del Ayuntamiento? Sería de agradecer. Y más todavía complacerá a los hosteleros de ambas plazas, que en la moda obligada de las terrazas tendrán unos espacios de sombra que ahora han de procurar con los sombrillones a los que, por cierto, les han aplicado las nuevas tecnologías, el I+D+I de los chorritos de agua, de los pulverizadores, que no sé yo si algún experto ha revisado si eso es bueno o es malo a efectos de contagios del virus, no sé yo...

Pero los que no han puesto todavía a la altura del año que estamos, con el verano astronómico en puertas, son los toldos de las calles. Es la imprevisión de cada año. Que en mayo hace en Sevilla tela de calor no es algo nuevo, y se debería tener en cuenta y ya programado para colocar en las calles del centro las velas de toda la vida, aunque ahora son fijas, no se descorren por la noche y conservan hasta altas horas la calor. Sea como fuere, el centro está pidiendo velas, las de siempre, en Sierpes, en Tetuán, en Velázquez, en Sagasta, en la Cerrajería. Ni las de La Campana han puesto aún, ese invento reciente que tanta utilidad de fresquito a la sombra da a los que esperan el autobús.

Tendrían que buscar una solución para que todos los años no pasara lo mismo de las grandes calores aquí y las calles sin toldos. Yo tengo una fórmula, humorística y original. ¿No privatiza tantas cosas el Ayuntamiento? Pues que privatice la colocación de los toldos y se los dé a "La sombra vendo", a Quitasol, a la empresa de "Currito, dale al botoncito". Así, pasados de modernidad, cuando llegaran las calores, el alcalde no tenía más que levantar el teléfono y decir: "Leopoldo, échame el toldo".

 

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