ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  16 de julio  de 2021
                               
 

Hoy empezaban los baños

No sé si como devota observancia o vieja costumbre, hasta hoy, día del Virgen del Carmen, no empezaba el verano ni el veraneo en las playas andaluzas. Había, pues, como dos inicios del verano: uno era el astronómico, en junio, cuando acababan las clases en los colegios y empezaban a cogerse los permisos en los trabajaos, y otro este del veraneo y de las playas. La creencia popular era que hasta que la Virgen del Carmen no bendecía las aguas de la mar de la que es Patrona, no comenzaba oficialmente la temporada de baños. "Los baños". Así se llamaba a irse de veraneo a las playas:"irse a los baños". Escuchabas:

-- Hasta la semana que viene no nos vamos a los baños, tú sabes que nosotros empezamos siempre con la Virgen del Carmen.

De la Virgen del Carmen a San Miguel, hasta que se venía a Sevilla a ver los toros, eran los buenos veraneos de los chalés de Punta Umbría, de las casitas de Chipiona, de los partiditos alquilados por los sevillanos en Rota, que los dejaban sus dueños y moradores y se iban a vivir al campo mientras duraba la temporada de los baños. Hasta sinónimo de mar llegó a ser la referencia a los baños, como en aquella copla con recitativo que cantaba Pepe Pinto: "Que en la diestra y la siniestra/tienes un par de agujeros/por donde su va a los baños/el río de mis dineros". Era un Jorge Manrique en copla popular: muestras vidas son los ríos, que en cuanto llegaba la Virgen del Carmen se iban a los baños.

En cada pueblo de la costa andaluza había una tradicional procesión marítima de la Virgen del Carmen, llevada en parihuelas hasta el muelle, acompañada por el alcalde, los concejales, los jefes del puesto de la Guardia Civil o de los carabineros y del capitán del puerto, sin que faltaran los lepantos de la marinería. Virgen del Carmen embarcada luego en el muelle, escoltada por todo tipo de barquitos de vela, de motor, incluso a remo. Yo evoco ahora aquellas procesiones marineras de Rota, inaugurales de la temporada de baños, cuando ir a la playa antes de estas fechas era cosa de extranjeros locos. Hasta la Virgen del Carmen, la playa estaba tan desierta como la canción de María Isabel de Los Payos, ¿verdad, Josele Moreno?

Los pueblos que así empezaban la temporada de baños no vivían del turismo, sino de algo muy distinto: de los veraneantes. Se alquilaban las casas, las casetas para los veraneantes, los toldos, las hamacas. La playa y en buena parte el pueblo todo el año, vivía de los sevillanos. Hasta los bañeros. Sí, era una figura que ha desaparecido en nuestras playas. El hombre de la mar que se dedicaba a coger a los chiquillos y a meterlos en el agua, no enseñándoles a nadar, sino a quitarse el miedo con el chapuzón. Aún me acuerdo de Antonio el Bañero en Rota, siempre descalzo, con un mono azul que se remangaba para meternos a los chiquillos en el agua. Ya todo el año es veraneo y se le ha perdido el respeto reverencial que se le tenía a la mar hasta que era bendecida por la procesión de la Virgen del Carmen, que, ya anochecido, volvía al muelle con bengalas a babor y estribor.

 

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