Como cuando le hacen a uno un regalo que no se esperaba, a los dos hay que preguntarles: "Pero ¿para qué se mete usted en esto, hombre?". Nunca está mejor el árbol que en tierra donde se cría, dice el fandango, y tenemos una danza de alcaldes candidatos que vista de forma distinta a como ellos y sus partidos la consideran, puede ser hasta perjudicial. Vamos por partes.
Aunque Sevilla está más sucia que nunca, Juan Espadas no lo estaba haciendo mal de alcalde. Por su carácter dialogante, abierto, por su capacidad de trabajo, ¿qué necesidad tenía este hombre de tirarse al ruedo como candidato a la presidencia de la Junta, y nada menos que frente a Juanma, que sí que de verdad lo está haciendo bien y a quien le han tocado unos tiempos terribles, donde está dando la talla de gran político? Espadas le tenía ya cogida la horma al zapato de Sevilla, y seguro que habría repetido mayoría, y ahora absoluta, sin necesidad de socios podemitas, de haberse presentado un mandato más. ¿Pero es la avaricia la que rompe el saco o son las ideas, a veces malas ideas, de los partidos? ¿Para qué se mete Espadas en el lío de la Junta, donde es más que probable que todo lo más quede de jefe de la oposición sanchista, con lo cómodo que estaba en su Ayuntamiento? Y además, ¿cómo simultaneará las tres cosas, porque son tres? ¿Cómo simultaneará su actual alcaldía, la de los de los toldos sin poner, la secretaría general del PSOE de Andalucía y la candidatutra a la presidencia de la Junta? ¿No son demasiados cargos y cargas para un solo candidato, aunque aún no proclamado?
Y frente a Espadas en lucha por la alcaldía de Sevilla, José Luis Sanz. Al que no conoce ni la mitad de gente que a Espadas. Parte con ese handicap. Pero, bueno, eso se quita con una campaña electoral y una propaganda bien hecha. Lo peor es que todo el mundo, y especialmente sus vecinos, dicen que Sanz lo está haciendo muy bien como alcalde de Tomares, uno de los pueblos más prósperos de la provincia de Sevilla y del Aljarafe. Y su partido, para tratar de hacerle la cusqui a los sanchistas, viste a un santo para desvestir a otro. Suelta el pájaro en mano de las repetidas mayorías absolutas de Tomares por el ciento volando de la alcaldía de Sevilla. Y Sanz, además, le da una bofetada sin manos al pluriempleado Espadas, diciendo que piensa dimitir como alcalde de Tomares para dedicarse en exclusiva a la candidatura de Sevilla. ¿A quién pondrán en Tomares? ¿A alguien con tanto gancho de mayorías absolutas? A ver si por ganar una alcaldía perdemos otra, señores del PP, del sector que sea, que yo me hago un lío con las facciones y bandos de los partidos...
Con lo bien que estaban Espadas de alcalde de Sevilla y Sanz de alcalde en Tomares, nada, el lío, cada uno para un sitio con tal de quitárselo al adversario. Entretenimiento no nos va a faltar. Y si las cosas ruedan como quiere el PP, hasta puede darse el caso de que Sevilla tenga un alcalde que se llama Sanz y un arzobispo que se llama Saiz. Ahí sí que nos podemos formar un buen lío de nombres.
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