ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  30 de julio  de 2021
                               
 

Los gatos policías

Llevan una foto en primerísimo plano de un perro muy simpático y fotogénico, o de un adorable gatito color canelita. Son unos carteles oficiales con los que han llenado todos los soportes publicitarios de Sevilla, condenando el maltrato animal: "No sólo es darles comida y bebida". Desde luego que no. La principal alimentación de las mascotas es darles cariño y un lugar de honor en la casa, y no maltratarlos. Pero en las paradojas nuestras de cada día, esta campaña coincide con la aparición en la comisaría de la Policía Nacional en la avenida de Blas Infante, donde se acumulan decenas de vehículos intervenidos, de una simpática colonia de gatos callejeros que han encontrado en estas dependencias un cobijo frente a los peligros que la calle también tiene para los felinos. ¿Usted sabía que un gato callejero tiene una expectación de vida cortísima, dos años lo más, mientras los gatos cuidados como mascotas llegan a mucho más de los diez años de acompañarnos, como fábricas de ternura que son? Pregúntenme lo que quieran de gatos, y especialmente de estos aparecidos entre los coches requisados de la Policía en Blas Infante. Se trata, desde luego, del primer caso de gatos policías que conocemos. La Policía cuida sus animales, que son fijos de plantilla como miembros de este cuerpo de Seguridad del Estado. Mimadísimos están sus caballos, de la unidad que en el lenguaje del gremio llaman "los sables", y que son los que vemos con un agente jinete vigilando los parques y las zonas céntricas de la ciudad. Y luego están los perros policías, que en la jerga del oficio no se llaman así, sino "guías caninos". Los perros policías están entrenados para detectar drogas, explosivos, hasta dinero negro en metálico. Algunos de ellos, heroicos guías caninos, hasta han dado su vida por evitar una explosión terrorista.

Pues digo yo que igual que existe la Unidad de Guías Caninos, la Policía Nacional de Blas Infante podía crear la Unidad de Guías Felinos con los gatos que han aparecido allí. Que en Rusia existe. En algunos puestos fronterizos de la antigua URSS tiene la Policía gatos para detectar con su finísimo olfato el contrabando de caviar. Con estos gatos de Blas Infante, como quieren muchos policías allí destinados, debe crearse una colonia controlada, desparasitada, vacunada, esterilizada, tal como quiere la Plataforma Gatera Sevilla Felina, y a cuya petición nos sumamos. Lo dicen los propios policías que están favor de los gatunos: «Esos animales han traído más beneficios que problemas porque también combaten plagas y sobre todo, acaban con los roedores». Ya han pedido amparo a la Dirección General de Derecho de los Animales. «Esos gatos están en unas instalaciones de la Administración del Estado, es decir que son públicas. No es nada coherente que se promuevan por parte de los cuerpos policiales discursos a favor del respeto a los animales y ahora se quiera acabar con una colonia de gatos que no molesta.» Así que vivan los gatos policías, en su paraíso de Blas Infante y no los exterminen en ese Dachau animal que es el Zoosanitario.

 

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