Si el asunto no fuese tan triste e indignante, era de broma lo que la Justicia ha respondido a quienes pretendían que se prohibiese el homenaje a Parot en Mondragón. Un escarnio para las víctimas de los casi cuarenta asesinatos que tiene en su haber el muchacho, a quien su pueblo recibió como un héroe. Dice la Justicia que el acto no se podía suspender, como no se han prohibido tantos homenajes a terroristas asesinos regresados a sus pueblos. Y en vez de prohibir lisa y llanamente este enaltecimiento del terrorismo separatista en la persona de Parot, la Audiencia Nacional encomendaba a las fuerzas de seguridad del Estado que "hagan un seguimiento de la marcha y adopten las medidas necesarias para evitar actos de humillación a las víctimas de ETA". Como ha señalado Teresa Jiménez Becerril, todo el acto en sí fue una humillación a las víctimas de la ETA. No se necesita seguimiento alguno. Lo que se necesita es plantar cara a los que fueron cómplices y encubridores de los culpables de más de ochocientos asesinatos, empezando por los antiguos terroristas que ahora ocupan cargos públicos. Como dicen que la ETA ya no existe, No Passssa Nada. Nadie se atreve, empezando por el Gobierno de Madrid, ya que Sánchez que tiene en los herederos de la banda terrorista el apoyo para continuar en la Moncloa y para coger el Falcon cada vez que le viene en gana, entusiasmado con las mamelas del poder.
Por lo visto, hemos pasado la Semana del Enaltecimiento Impune. Por si fuera poco lo de Parot en Mondragón, el escarnio e insulto a la bandera de España, a la enseña de todos los españoles, en el encuentro que, como si de dos jefes de Estado se tratara, ha mantenido Sánchez en Barcelona, con Aragonés, el presidente de la Generalidad de Cataluña en el comienzo de una mesa de diálogo de igual a igual entre constitucionalistas e independentistas. Mesa dicen que para que Sánchez gane tiempo hasta las elecciones en el que llaman "conflicto catalán". ¿Qué conflicto ni conflicto? Aquí no hay más conflicto que unos catalanes separatistas que piden la independencia, la autodeterminación, el referéndum y la amnistía y un Gobierno central que traga para mantenerse en el poder. Y allí, el ultraje a la bandera de España. Cuando hablaban Sánchez y Aragonés, estaban detrás del atril la bandera de España y la de Cataluña. Y en cuanto terminó de hablar Sánchez, vino un propio y se llevó la bandera de España y dejó a Aragonés con sólo su bandera autonómica. Sí, quitaron esa bandera de España, la de todos, la que queman y No Passssa Nada. Y yo me acordé de un catalán, del general Prim, que arengó a los voluntarios catalanes antes de la batalla de Castillejos diciéndoles: «¡Soldados! Vosotros podéis abandonar esas mochilas, que son vuestras; pero no podéis abandonar esta bandera que es de la Patria. Yo voy a meterme con ella en las filas enemigas... ¿Permitiréis que caiga en manos de los moros? ¿Dejaréis morir solo a vuestro General?». Por lo visto la Bandera del catalán Prim ya no es de la Patria, sino del empleado que la quita de enmedio para enaltecimiento de independentistas.
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