ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 22 de septiembre  de 2021
                               
 

Negacionistas de desescalada

Ya todos sabemos lo que son los negacionistas. Quienes no solamente se niegan a vacunarse contra el virus maligno y a seguir las pautas de comportamiento de prevención, dicen que las mascarillas no sirven para nada, y se resisten a ponérselas, como esos padres que no quieren mandar al colegio a sus hijos con ellas. Los negacionistas llegaron al principio incluso a decir aquello tan de ciencia-ficción, que parecía una serie de TV, que no había que ponerse la vacuna porque con ella te metían un chip mediante el cual controlaban tus movimientos. ¡Se necesita tener imaginación! Y negacionistas, de hecho, no de prédica y doctrina, sino de práctica, hay más de los que creemos. Le preguntas a alguien:

--¿Te has vacunado ya? --

Y te responde con la mayor naturalidad:

-- No, ni pienso. Eso no sirve para nada y es muy peligroso. -

Así sobran los miles de vacunas que hay en los almacenes, muchas de ellas caducadas, que habría que pedir responsabilidades, por ejemplo, a quienes en Cataluña han permitido un error así, y tan costoso, con viales ya caducados. Error de cálculo de los que creían que se iba a vacunar a la vuelta de las vacaciones, arguyen en defensa de los acaparadores.

Y habiendo tantos negacionistas contra la pandemia, me extraña que no existan, al menos organizadamente, los contrarios: los negacionistas de desescalada alocada. Los que creen que el descenso de la tasa de contagios no es como para hacer creer de hecho a la gente que todo ha pasado ya, que el virus ha desaparecido, que la quinta ola ha terminado. Del "todos en casa confinados por el estado de alarma" hemos pasado al "todos a la calle", y sin mascarilla en espacios abiertos, y sin restricciones horarias al ocio nocturno. Miedo me han dado este fin de semana las bullas como de Semana Santa producidas en Sevilla con las primeras procesiones en la calle, como si nada hubiera pasado, como si nada estuviera pasando, como si nada pudiera pasar. Dicen los pocos negacionistas de desescalada que existen que viene en camino otra variante del virus mucho peor, la variante MU aseguran que se llama, no sé. Pero nadie dice ni mú, y todo el mundo celebra que esto esté ya alcanzando los aforos plenos en las salas de espectáculos, la hostelería sin límites horarios, ni rastro de toques de queda o de petición de PCR para cualquier actividad que pueda contagiar a otros.

¿Cuántas veces hemos escuchado ya el cornetín de órdenes del parte de la victoria contra el virus? ¿No les parece demasiado arriesgado este acabar de golpe con las precauciones contra la pandemia y hacer una desescalada alocada, desenfrenada, a uña de caballo, y en muchas de las ocasiones, como digo, temeraria? ¿No es tentar al diablo pasar de la noche a la mañana de todo tipo de restricciones a la barra libre de los riesgos de contagio? De momento han conseguido que los botellones sean ahora "macrobotellones", y que se siga sin intentar nada para impedirlos. Pues nada: contra nada de esto hay negacionistas de locuras.

 

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