ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  15 de diciembre  de 2021
                               
 

Como trocear el Museo del Prado

Pleitos tengas, aunque los entiendas. Y como no quiero ser como esos tertulianos que lo mismo pontifican sobre el volcán de La Palma que de la variante Ómicron, al leer sobre la primera sentencia en el pleito de cuatro nietos y dos bisnietos de Victoria Fernández de Córdoba, XVIII Duquesa de Medinaceli, conocida cariñosamente como "Mimi", he tratado de ir al fondo de la cuestión, y pienso que si los litigantes tienen que recibir casi 20 millones de euros en especie, no en dinero, o sea, en bienes artísticos de la Fundación Casa Ducal de Medinaceli, es como si hubiera que trocear el Museo del Prado. Entiendo que al crear esa Fundación, la Duquesa de Medinaceli tuvo la intención de mantener unido un importante patrimonio histórico-artístico con valiosos bienes repartidos por toda España, de la Casa de Pilatos en Sevilla al Hospital de Tavera en Toledo o al gallego Pazo de Oca en La Estrada.

Hay en todo esto una confusión malintencionada: que el litigio va contra el Duque de Segorbe, y no contra la Fundación que preside, cuando lo que ha hecho con gran generosidad por su parte ha sido renunciar a lo que le correspondía para cumplir la voluntad de su madre, puesto que con ello ha evitado la pérdida y dispersión de gran parte del patrimonio de la Fundación, de la que los mismos demandantes forman parte. Pero todo esto no ha sido entendido por algunos, aparte de ignorar a otros nietos que existen y que no han pleiteado, quienes consideran que la legítima de su herencia estaba bien en la Fundación. En toda la prensa se ha creado el equívoco de un pleito entre sobrinos buenos y tío malo. Falso. El pleito de ellos es contra una Fundación pública, y no contra el Duque de Segorbe. Quien se ha personado en el procedimiento para defender su tercio de legítima, que ha aportado a la Fundación, más el cuarto de legítima estrictaque le corresponde como uno de los cuatro hijos de la Duquesa, que también aportó a la fundación. Así que según la valoración de los litigantes, al Duque de Segorbe le corresponderían 45 millones de euros. En ese caso, ¡lo han hecho rico! De acuerdo con esto, el Duque ha aportado a la Fundación más que su madre, pues a ella sólo se le reconoce el tercio de libre disposición.

Y no se habla de otros dos nietos de la Duquesa de Medinaceli que no han puesto pleito y que como Segorbe, donan generosamente a la fundación su legítima: Pablo y Flavia de Honhelohe Medina. Es curioso que los que defienden altruistamente una fundación pública sin fines de lucro aparecen como los malos, mientras que los que quieran romper la unidad del patrimonio salen como los buenos de la película. Esto sólo acaba de empezar, pues quedan dos instancias: la Audiencia y si se recurre,el Supremo. Pero hay quien no ha querido ver que lo heredado por los hermanos Ana, Luis, Rafael e Ignacio Medina Fernández de Córdoba en vida de sus padres supera con mucho las legítimas. En resumen, como la sentencia deja claro, no respetan la voluntad de la Duquesa de Medinaceli al querer dispersar los valiosos bienes artísticos cuya unidad mantiene y asegura la Fundación.

 

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