Esto no es como la política. Aquí cuando se mete la pata, se trata de sacarla; y cuando se comete un error, se intenta corregir. El otro día dije que Santa Rufina no tiene ninguna calle en Sevilla, y la tiene. Una calle tan perdida que casi nadie sabe que existe. Salvo algunos lectores que saben de Sevilla más que quien suscribe y me lo han hecho ver generosamente. Una lectora me hace llegar un mensaje que dice: "En el artículo de hoy de don Antonio Burgos, casi al final dice que Santa Rufina no tiene ni calle en Sevilla. No es así. En esa calle nació mi marido hace 63 años y luego, de recién casados, vivimos allí cuatro años. La calla va de Correduría a la plaza de la Mata." Y otro lector, muy ilustre y sevillanísimo, es más abierto y socarrón en su corrección, al decirnos: "Santa Rufina se merece un desagravio por su parte. ¡Tiene calle! Es la que va de Correduría a plaza de la Mata. Pero no vaya usted por esa zona. No me haga la competencia. Aún quedan hetairas."
Pues en marcha está, pues, el desagravio a Santa Rufina. Difícil, porque ya la propia existencia de una calle tan poco importante insiste en la idea que exponíamos al defender el nombre de Santa Justa frente a la actual campaña del Gobierno de poner a las estaciones de ferrocarril nombres de mujeres ilustres, como Almudenas Grandes, María Zambrano o Clara Campoamor. La estación se llama así porque está en lo que fue "el Prado de Santa Justa". En el que no aparecía tampoco el nombre de su hermana Rufina, alfarera de Triana, martirizada con ella en el año 287. Sólo en la procesión del Corpus salen las dos hermanas mártires, Patronas de la ciudad, en igualdad, sosteniendo según es leyenda a la Giralda según la iconografía clásica. Pero siempre se olvida Sevilla de Santa Rufina. Siendo Patrona, no hay apenas niñas a las que les pongan el bonito nombre de Rufina, cuando hay tantas Reyes.
¿Y la calle Santa Rufina? Para saber de ella acudimos a una obra monumental y utilísima, como el imprescindible "Diccionario Histórico de las calle de Sevilla", que editó el Ayuntamiento y que es una joya. En esta obra fundamental, Antonio Collantes de Terán nos dice que la actual Santa Rufina se llamó "calle del Pepino" desde el comienzo del siglo XVII. ¿Calle del Pepino por qué? Por un famoso corral de vecinos que allí había. También se llamó calle Mata, hasta que en 1845, siendo alcalde el Conde de Casal, fue rotulada en honor de Santa Rufina. Pero en casi dos siglos no ha calado el nombre de la calle, que no saben los sevillanos donde está, de escondida y secundaria. Ah, y señala Collantes como curiosidad histórica que en esa calle murió en 1639 el imaginero Francisco de Ocampo. Cuando todavía era calle del Pepino. Aunque ahora que lo pensamos bien, que Sevilla le dedicara a Santa Rufina esa calle podría ser el símbolo de lo que la Santa Patrona discriminada frente a su hermana Santa Justa le importa a Sevilla...eso: un pepino. Loor, pues, a Santa Rufina, y ojalá Sevilla se acuerde más de esta Patrona alfarera, trianera y mártir.
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