ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  21 de marzo  de 2022
                               
 

Vuelve el Miserere

De Eslava, por supuesto. Y a la Catedral. Tras once años de ausencia, volverá a interpretarlo la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, dirigida por el maestro sevillano Manuel Busto, y contará con el tenor Héctor Sandoval, el contratenor José Carrión y el bajo Ricardo Llamas, con los niños tiples Guillermo Páez y Rubén Barea, la Coral Ángel de Urcelay y la Coral San Felipe Neri. Desde la mentalidad de la Semana Santa de hoy no es posible imaginar lo que en su momento fue el "Miserere" de Eslava para nuestra tradiciones cofradieras. Imaginen que viene Plácido Domingo a una Catedral de puertas abiertas a cantar el Salmo 51 de arrepentimiento del Rey David, dentro de los solemnes cultos de la Semana Santa. Los canónigos rezaban desde el coro ese salmo, que era respondido en sus principales versículos por el canto de los más famosos tenores de cada época. Era un acontecimiento en la Catedral y en Sevilla, ir a escuchar el "Miserere". Dicen que se formaban bullas como las actuales de la calle en el interior de la Magna Hispalense para oír a los cantantes de moda, ídolos de la ópera, como Tito Schipa. Con lo enrevesado que es su texto latino, eran muchísimos los sevillanos que se sabían el "Miserere" de Eslava de memoria. Y en su interpretación había como un reto anual del que todos estaban pendientes: ver si el tenor podía llegar a la altísima nota del "Jerusalén", palabra con la que terminaba el versículo: "Ut aedificentur muri Ierusalem", tras lo que la Catedral rompía en aplausos.

El 'Miserere' para la Semana Santa de Sevilla de Hilarión Eslava (1807-1878) fue compuesto y estrenado en 1833, haciendo unos arreglos para la versión de 1835, que es la que a día de hoy día se interpretaba ritualmente cada año, hasta que, como tantas cosas nuestras, lo prohibió el Cardenal Segura, porque aseguraba que era música operística muy alejada de lo religioso y por las escenas lamentables que la bulla de la novelería de escuchar a los divos de la ópera producía cada año en la Catedral. Igual que ahora no se concibe una Semana Santa sin pregón, antes no era pensable sin el "Miserere" de Eslava, autor de un popularísimo método de aprendizaje de solfeo. Miguel Hilarión Eslava y Elizondo, nacido en Burlada (Navarra), fue nombrado maestro de capilla de la Catedral en 1832 y curiosamente se ordenó sacerdote poco después de haber obtenido su cargo. Su "Miserere" sevillano oscureció el resto de su abundante obra creadora, por esta popularidad.

Los sevillanos se sabían versículos enteros. Aparte de su comienzo ("Miserere mei, Deus, secundum magnam misericordiam tuam"), se sabían el "Auditui meo dabis gaudium" o el "Ecce enim veritatem dilexisti: incerta et occulta sapientiae tuae manifestasti mihi". Y nada digo del "Redde mihi laetitiam salutaris tui, et spiritu principali confirma me", que cantaban a dúo dos niños seises: tierno y emocionante. Salvo cuatro melómanos, creo que ya muy pocos sevillanos se saben de memoria el que fue popularísimo y sevillanísimo "Miserere" de Eslava, que el maestro Pedro Braña rescató en versión de concierto en la iglesia de la Anunciación tras la reforma de la Semana Santa por Pío XII en 1956. Bienvenido, pues, el sevillanísimo "Miserere", aunque sea sin Tito Schipa y sin la Catedral invadida y a veces profanada por la bulla novelera, como antaño.

 

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