ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  28 de mayo  de 2022
                               
 

Empresas con fantasma

En Sevilla hay muchas casas con fantasmas, como si fueran castillos ingleses. Todos hemos oído hablar de edificios que tienen su fantasma en plantilla, como esa monja que dicen que de madrugada se aparece por el Parlamento de Andalucía, antiguo Hospital de las Cinco Llagas.

--Le han informado mal. Cuando de verdad hay fantasmas en La Cinco Llagas es cuando se celebra pleno del Parlamento. Tiene usted allí para elegir fantasmas y fantasmones de todos los colores políticos. Esos son los que tienen que dar miedo, y no las apariciones nocturnas que sólo asustan a los vigilantes que relatan luego horrorizados sus encuentros.

Hasta hay libros con descripción de edificios que tienen dentro del misterio del fantasma, y en todos los casos los relacionan con las actividades que anteriormente hubo en esos sitios, en una especie de versión urbana de niña de la curva. Pero insisto que esos fantasmas no son peligrosos; incluso dan carácter de novela de miedo y misterio a la historia de la ciudad y a sus calles. Lo peor es la cantidad de fantasmas que hay en Sevilla, vivos y coleando, en las empresas. No son espectros, sino que suelen ser señores bien trajeados y encorbatados, que ocupan puestos de responsabilidad. De estos fantasmas sevillanos es de los que no hay que fiarse. No se aparecen de madrugada, sino que entran a las 9 de la mañana en su despacho, con muy respetable aspecto y, como todo el mundo, antes de que den las 10 ya se han quitado de enmedio para ir a desayunar en la calle. ¡Qué nos gusta a los sevillanos desayunar en la calle! Sevilla es la única ciudad del mundo donde los fantasmas desayunan tostada con aceite, jamón y tomate. Y no meten miedo a nadie. Al revés, no sé qué tiene el fantasmón sevillano que hasta te inspira confianza. Te fías de la firmeza de sus palabras de ojaneta de La Barqueta Llamas al fantasma a su despacho cuando ya ha vuelto de desayunar y le planteas el asunto que te preocupa y cuya resolución depende de él. Y te repite lo mismo cada vez que lo llamas:

-- Perdona, pero con unas cosas y otras no he tenido tiempo de arreglar lo tuyo. No te preocupes, que mañana te llamo.

Pues preocúpese, porque seguro que mañana el fantasma no lo llama, porque no se ha ocupado para nada de su asunto y sigue sin resolver. ¿Tanto tienen que hacer los fantasmas sevillanos de las oficinas que nunca resuelven el asunto que nos quita el sueño? Estos son los fantasmas con plazo de resolución. Porque hay otra clase de fantasma que es un poco más sincero, pero igual de inútil. Tienen acuñada una frase que es un portento. Le expones lo que quieras que te resuelva, y como el fantasma no hace nada, siempre te dice lo mismo, larga cambiada a portagayola:

--Lo miro y te digo.

Y ni mira nada, ni te dice nada, pero sigue en su puesto de trabajo importantísimo. Esos son los fantasmas sevillanos peligrosos, no los espectros de muertos que vagan por los antiguos hospitales. Estos fantasmas y fantasmones vivos y vivales son los peligrosos. Y así le va a Sevilla.

 

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