ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  26 de septiembre  de 2022
                               
 

San Miguel

En Sevilla había dos ferias: la de abril y la de San Miguel. La primera cada vez va a más, y si fuera por algunos empresarios de hostelería que yo me sé (y usted también) harían que se prolongara por lo menos quince días, para que pudiera coger todos los puentes de Madrid habidos y por haber y pusiéramos el cartel de "no hay billetes". Pero la Feria de San Miguel es apenas un recuerdo, que solamente evocan las corridas de toros que han puesto fin al abono de temporada, y que no necesariamente coinciden en su fecha con el 29 de septiembre en que celebramos la festividad del arcángel. San Rafael le gana en Córdoba a San Miguel de Sevilla por goleada. Ya casi nadie recuerda que en la Feria de San Miguel había incluso mercado de ganados, previo al importantísimo de Zafra en este comienzo del otoño. Era una Feria sin casetas, pero sí con muchas celebraciones. Hace unos años, el Ayuntamiento intentó rescatarla sin éxito, haciendo un programa de fiestas e incluso hubo quien quiso montar casetas.

San Miguel tiene mala suerte en Sevilla. Dando nombre a una de las puertas de la Catedral, la que da a la Avenida casi frente a Correos, nadie la cita por el arcángel titular, sino como "la puerta por donde entran las cofradías". Aunque San Miguel no es el único santo que tiene puerta con su nombre en el templo metropolitano. San Cristóbal también tiene la suya, la que da a la calle Fray Ceferino González, frente a la Cruz de los Juramentos de la antigua Casa Lonja. Pero la de San Miguel es una puerta a menudo cerrada, que sólo se abre los días de precepto para la entrada a la misa mayor o en los grandes cultos catedralicios. Va uno a la Catedral y desde la Avenida intenta entrar por la Puerta de San Miguel y casi siempre la encuentra cerrada, teniendo que dar el rodeo por todas las Gradas para encontrar abierta la de los Palos o la de San Cristóbal en la taquilla de la visita turística.

San Miguel tuvo en Sevilla un templo, del que nadie se acuerda. Fue una antigua e importante parroquia fernandina existente en el centro de la ciudad, fundada en el siglo XIII, que fue derribada en 1868. Estaba situada en parte del espacio comprendido entre la plaza del Duque y las calles Jesús del Gran Poder, Aponte y Trajano, donde luego se alzó el edificio de los Sindicatos. Justamente donde ahora está la calle San Miguel, tan cofradiera para la hermandad de Santa Marta. San Miguel era un templo de estilo gótico-mudéjar coetáneo de otra derribada iglesia, La Magdalena, en un centro de la ciudad lleno de estos templos que derribó la Junta Revolucionaria de 1868. Parte de su patrimonio artístico pasó a la iglesia de San Antonio Abad y al antiguo convento dominico de San Pablo, donde se trasladó tras su derribo la parroquia de La Magdalena, que conservó tal nombre y feligresía, mientras San Miguel desaparecía del mapa eclesiástico. Tan mala suerte tiene San Miguel en Sevilla, que no sólo no tiene ya Feria, sino que hasta a su cerveza no hay quien la conozca, al lado de la Cruz del Campo.

 

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