ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  14 de octubre  de 2022
                               
 

Mermelada para Carlos III

No hay nada más inglés que una buena mermelada en el desayuno, sobre todo si viene en un tarro elegante de Wilkin & Sons. Como no hay nada más sevillano que un naranjo, que con su floración nosanuncia la primavera en un pregón de fragancias que nadie cita entre los mejores de la Semana Santa. Y ambas cosas, la Gran Bretaña y los naranjos de Sevilla, se unen legendariamente en el desayuno real de Buckingham Palace, donde se cuenta que se sirve la amarga «Seville's orange marmalade" gracias a que nuestro Ayuntamiento envía ritualmente cada año a la Corte de San Jaime unos sacos de naranjas de los jardines del Alcázar o de la zona monumental de Sevilla.

"The Guardian" se ha hecho eco de cierta plaga que no hace aquí al caso que puede afectar a los naranjos callejeros de Sevilla. En esa información dicen que en nuestras calles hay 48.000 naranjos. ¿Tantos? ¿A que va a pasar con los naranjos como con las famosas 1.100 sillas de la carrera oficial en la calle Sierpes? En caso de que haya 48.000 naranjos en las calles, la Avenida de la Constitución tiene muy mala pata. Cuando la peatonalizaron y talaron los árboles de sombra que había desde la Puerta Jerez hasta el Ayuntamiento, muchos de los cuales eran naranjos callejeros de toda la vida, le daban gracias y personalidad a las aceras, aparte de que nos libraran de los rigores del sol en el verano. Pero sustituyeron esa flora por unos naranjos gordos, casi fantasmales, nada airosos, en los que por cierto es muy difícil oler el azahar cuando se acerca la primavera, porque yo creo que son estériles, que no dan ni flor ni fruto, sólo fealdad. Y nada tienen que ver con los gráciles naranjos de dos patios de Sevilla. No hablo de patios de limonero como el natal de Machado en la Casa de las Dueñas, sino que en Sevilla es tan importante el naranjo que hasta le tiene dedicados dos patios: el Patio de los Naranjos de la Catedral y el Patio de los Naranjos del Salvador.

¿Es el naranjo el árbol más representativo de Sevilla? Por lo menos, el que más le llama la atención a los forasteros, en su flor y en su fruto. Y tienen de representativo que aunque tan vistosas por fuera, las naranjas de Sevilla, como la ciudad misma, son amargas por dentro. De ahí que les guste tanto su mermelada a los ingleses y de ahí ese regalo sevillano hasta ahora a la Reina de Inglaterra. Debemos continuar la tradición con el anterior Príncipe de Gales, una vez proclamado Rey como Carlos III (que tiene nombre de brandy). El Ayuntamiento debería dirigirse oficial y ritualmente al Rey Carlos III de Inglaterra para que continuara en el desayuno de Palacio con la tradición de la mermelada amarga de Sevilla que tomaba Isabel II. La tradición de regalar naranjas del Alcázar a la Familia Real británica cuentan que se inició con el matrimonio de Alfonso XIII con Doña Victoria Eugenia de Battenberg. Otros sostienen que fue el Duque de Wellington quien descubrió personalmente esta mermelada durante nuestra Guerra de la Independencia. Sea como fuere, no me nieguen que la leyenda es preciosa y más conservar su tradición. (Y verás tú cuando el Rey Carlos III descubra el desayuno del mollete con aceite puro de oliva...)

 

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