ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  8 de noviembre  de 2022
                               
 

Álvaro Peregil

Hombre, qué alegría. Un sevillano que continúa con el negocio de la familia, en esta ciudad donde, crisis aparte, tantos establecimientos tradicionales cierran por falta de continuidad de padres a hijos en el oficio. Lo digo por Álvaro Pérez Medina (Sevilla 1973), más conocido como Álvaro Peregil por el nombre de su abuelo. Al viejo Peregil siempre recordaremos en su "Quitapesares" de la plaza de Ponce de León, o los Domingos de Ramos, en un balcón de esa calle cantándole una saeta al Señor de las Penas de San Roque, con lo que parecía que se inauguraba el día de los estrenos. Pepe Peregil estrenaba allí las saetas que prodigaba toda la Semana. Punto en el cual no sé quién fue el compañero cantaor que con mucho cariño y tela de guasa le dijo: "Pepe, tú no les rezas a los Cristos; tú les riñes". Álvaro Peregil es la cuarta generación de una familia de taberneros y tiene tres locales: entre ellos La Goleta de la calle Mateos Gago, como un pequeño templo. Asume el cargo después de 26 años en el negocio de la hostelería. Ha sido elegido que presidente de los hosteleros sevillanos, puesto en el que ha sucedido a Antonio Luque. Y arranca Peregil riñéndole a las compañías de electricidad por la subida de los precios. Asegura que la factura de la luz se ha triplicado, mientras que la consumición media ha bajado de 25 a 15 euros. Y ha matizado: «La cerveza se debería cobrar en Sevilla a 2,30 euros de media, pero la cobramos a 1,50». Estos son los datos de la ruina, expuestos con toda su crudeza: si antes la factura media de luz de un bar de Sevilla oscilaba entre los 600 y 900 euros, ahora ese recibo se ha triplicado, por lo que los hosteleros solicitan la ayuda del Gobierno, ya que esta situación ha provocado que este verano se hayan ido al paro 1.400 camareros en Sevilla y que en torno a 100 bares se hayan cerrado o traspasado.

Leo que como protesta los bares han convocado un paro en la plaza de la Alfalfa a las 12 de la mañana durante cinco minutos. Los locales --han anunciado-- cerrarán y leerán un manifiesto en el que solicitarán ayudas para los negocios que están viviendo una situación muy crítica tras la subida de los recibos de la luz que les está afectando de forma muy importante. Hay actitudes simbólicas que consiguen su propósito más que las efectivas. Y ese paro de 5 minutos de los bares debe ser una llamada a las conciencias de lo mal que está todo y de lo que los taberneros han de resistir, tirando de sus ahorros en muchas ocasiones, para mantener los puestos de trabajo que sostienen y para ofrecer la imagen de Sevilla que dan. Si tomamos la carta del Café Central de Málaga, un paro corto de café: sólo cinco minutos. Pero no van a cerrar todo el día para encima dejar de hacer caja... Y en este punto hago un elogio del bar de Sevilla por donde nadie lo ha ponderado: cumplen la función impagable y gratuita los W.C. públicos municipales que no existen. Se lo apunto a Álvaro Peregil para que lo añada a la lista de servicios que cumple la institución sevillana del bar. Y le felicito por seguir la saga tabernera familiar, quitando pesares a los sevillanos...a pesar del precio de la luz.

 

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