ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  12 de noviembre  de 2022
                               
 

Arenosillo y la Agencia Espacial

No sea usted menos que nadie. ¿Qué se lleva? ¿Pedir ser sede de la Agencia Espacial Española? ¡Pues no sea tímido, pídala, hombre! Todo el mundo pide serlo, hasta Jerez de la Frontera, "donde se comen las papas enteras". Nadie sabe para qué sirve la Agencia Espacial, ni qué ventajas tiene, pero, ¿será por pedir? "Si otra ciudad la pide, ¿por qué no habremos de pedirla nosotros?", piensan los Ayuntamientos de media España. Dicen que forma parte de un plan de Sánchez, de ir quitando organismos oficiales de Madrid y mandarlos "a provincias", como dicen allí a los que no son dominios del Gobierno Central o de la Comunidad de Isabel Díaz Ayuso. Sevilla está apostando fuerte por la Agencia Espacial. Y falta hace, tal como está decayendo toda nuestra la industria desde hace lustros. Durante una época, en tiempos del alcalde Monteseirín, hablamos de Sevilla como sede y motor de la industria aeronáutica, para reverdecer los laureles de lo que fue CASA en Tablada o la Hispano Aviación en la calle San Jacinto, donde ahora se caen los árboles en vez de despegar los prototipos de modernísimos aviones, como en su momento fue el "Saeta", insólito avión a reacción construido en Triana.

¿Puede volver todo eso con la Agencia Espacial, para la que sobran sedes y cualquiera tiene su propuesta de ubicación? Yo tengo la mía sobre la Agencia Espacial. Tirando de historia. Hay un lugar que por su pasado sería el ideal para la Agencia Espacial, y cuando ahora lo diga sé que me van a crucificar. Ese sitio que se ganó España hace más de cincuenta años está en Huelva. Allí, en la costa de Mazagón, está Campo Arenosillo. Campo Arenosillo, en los últimos años de la dictadura, desde 1966, fue el escaparate de la aventura espacial española y podría acoger a la Agencia Espacial. Eran los años de la guerra fría y del desafío de la carrera espacial entre USA y URSS. Los americanos de la NASA requirieron a nuestro Gobierno un emplazamiento para situar un campo de lanzamiento de cohetes meteorológicos con los que estudiar la variación del viento y la temperatura en los primeros 100 kilómetros de altura de la atmósfera, para analizar la dinámica en el paralelo 38, en el que está Cabo Kennedy, desde donde mandaron un hombre a la Luna. El lugar escogido por España fue el paraje denominado "El Arenosillo", en Mazagón. Allí efectuó los lanzamientos de sus primeros cohetes meteorológicos y otros ingenios el INTA, Instituto Nacional de Técnica Aerospacial, organismo que sonaba completamente NASA y que aún sigue con Arenosillo abierto. Todo fue bien al principio, hasta un lanzamiento fallido que mi recordado Jesús Quintero contaba con toda su gracia de San Juan del Puerto: el cohete, en vez de subir al cielo, erró su trayectoria y se fue duerecho ¡para la tribuna de autoridades que presenciaban el lanzamiento! Y remataba El Loco de la Colina, testigo de este episodio espacial como de Berlanga: "¡Sí tú hubieras visto al obispo de Huelva corriendo para que no lo alcanzara el cohete!".

 

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