No sé cómo ha de escribirse correctamente, si Qatar o Catar. "Catar" me suena a "lo verás, pero no lo catarás"; y al que le guste se va a hartar de ver y de catar partidos de fútbol por la tele. Lo que sí sé es el clásico: "Poderoso caballero es Don Dinero". No es normal que en plena Liga, cuando mejor estaba nuestro Glorioso Betis afianzándose en sus más que merecidos puestos europeos de la clasificación, se detenga la competición porque tienen las selecciones nacionales que ir a jugar el Mundial de Qatar. ¿Se imaginan que la temporada española de toros se detuviera en pleno agosto porque las figuras tienen que ir a hacer las Américas? Algo así ocurre con esto inexplicable de Qatar. ¿Qué va a hacer tanta gente ociosa el sábado y el domingo por las tardes, o a las horas estas raras en que ahora son los partidos, impuestos por la diferencia de huso horario con la China, donde hay más espectadores? Pues verán más fútbol, pero en un país que a mí me sorprende que, dinerales aparte y sinvergonzonerías de los despachos de la FIFA al margen, haya sido elegido como sede del Mundial sin que nadie proteste.
De Qatar nadie dice que es un país de ultraderecha islámica de la rabiosa, donde pisotean los derechos de la mujer. ¿Dónde están las feministas para defender los derechos de las mujeres en Qatar y protestar porque se celebre precisamente allí el Mundial, con la de países que hay en el mundo? Las dos varas de medir se ven a la perfección en esta peregrina idea del Mundial del parón. Nadie protesta porque cada selección haya recibido un manual de instrucciones donde se detallan qué deben hacer y qué no las mujeres que acompañen como familiares o seguidoras a las selecciones. Vuelvo a preguntar: ¿dónde están las feministas? El dinero todo lo tapa. El Mundial está en puertas, comienza el día 20 con la fiesta del partido inaugural Qatar-Ecuador, en el Estadio Al Bayt de Al Khor, en uno de esos nuevos campos donde se han gastado millonadas para levantarlos en medio del desierto de la negación de los derechos humanos. Y la gente, además, está encantada con el lote de ver fútbol que se va a pegar. Y por ver a los propios ídolos millonarios de los equipos españoles, los de las "palancas", jugar en las selecciones de sus países de origen.
¿Se imaginan que el Mundial fuese en Corea del Norte? O en Rusia mismo. Seguro que la Unión Europea le habría declarado el boicot desde la misma idea inicial y no se habría celebrado de ninguna de las maneras, y menos con este parón. Pero el dinero de los países árabes todo lo lava y tapa. Nosotros mismos andamos encantados con que Luis Enrique esté allí con los nuestros, y deseando estamos que se reverdezcan los laureles de la estrella que conquistó Vicente del Bosque en la República Sudafricana. Da igual todo lo demás. Contra el papel de la mujer en Qatar no se recogen firmas ni hay manifestaciones. Ni se reniega del islamismo radical, rico y machista, que ha podido hasta detener la trayectoria del planeta del fútbol. (Ahora, que lo que no le perdono a Luis Enrique es que no haya seleccionado a nadie de nuestro Betis).
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