De esa actividad no se dan los precios, pero seguro que la inflación ha llegado también al "merchandising" que vive de las manifestaciones. Industria progresista y de izquierdas, naturalmente. La derecha es menos manifestona que la izquierda, y para una vez que mata un gato, la llaman matagatos. Para una vez que se reunió en Cibeles le siguen recordando el "trifachito". Es lo de siempre. Que PSOE, Podemos y ERC se manifiesten juntos contra la sedición no es "el contrasistema", ni "el triprogresito", pero que PP, Ciudadanos y Vox muestren su protesta sí es digno de reprobación.
Lo que más me sorprende de las manifestaciones es esa citada industria que existe en torno a ellas. ¿Cuántas empresas viven de imprimir pancartas-tipo para manifestaciones o de vender silbatos para que se pite? De manifestaciones espontáneas no tienen nada: están perfectamente organizadas. Los carteles-pancartas están todos hechos al mismo tamaño y con el mismo tipo de letra. Por no hablar de la pancarta de la cabecera, que eso sí que es difícil, encontrar quien con letra de imprenta grande te ponga ese lema de los manifestantes en una larga tela de diez o quince metros. (A pesar de cuyas largas dimensiones siempre hay empujones para fardar en esa cabeza de la manifestación llevando la pancarta.)
¿Y las banderas? Por no hablar del tonto de la bandera republicana, que va por libre y se la trae de su casa, a los manifestantes les reparte banderas la organización sindical o política convocante. Unas banderas feísimas: de plástico. No hay nada más feo que una bandera de plástico, que ni se agita bien en el viento, ni se puede tremolar ni nada. Pero son las más baratitas, claro, las más fáciles de imprimir en serie, con los colores o el escudo de los manifestantes. O incluso especialmente diseñadas para la ocasión, con el lema de que se trate. Yo creo que la derecha es poco manifestona por esto mismo de las banderas, no le pega nada andar por ahí con banderas de plástico como de rebajas. En los mítines de la derecha se ven banderas de verdad, de tela, de las que flamean como una afirmación o una protesta, un grito pegado en el viento. -
¿Y las batucadas? ¿Qué tienen que ver los instrumentos de percusión de este baile popular afrobrasileño con las manifestaciones españolas? ¿De dónde salen tantas batucadas en cada manifestación, naturalmente de izquierdas? Y, además, tan bien ensayadas, como con pasos de ballet, todos sus integrantes vestidos de la misma forma, como conjuntos musicales profesionales. Pero no. Son espontáneas. Y totalmente ajenas a nuestra cultura. A mí de las batucadas me inquietan esos tambores tan mal sujetos a las cinturas de sus percusionistas, que parece que se les van a caer al suelo de un momento a otro. Los comparo con los tambores de las bandas de Semana Santa, que no se les mueve un varal, fijos y quietos. Como de nuestra cultura que son, y no importados de Brasil. Y es lo que me sigo preguntando ante cada manifestación: ¿qué tienen que ver las batucadas brasileñas con las protestas españolas? Por favor, el que vea una batucada en una manifestación de la derecha, que me avise...
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