El Ayuntamiento, a través del Área de Economía, Comercio y Turismo, ha concedido el distintivo «Establecimiento Emblemático de la Ciudad de Sevilla» a 21 establecimientos con arraigada historia y singularidad y, así, contribuir a su protección y pervivencia. Pero hay algunos que... Lo de siempre: ni son todos los que están ni están todos los que son. De los que están, hay algunos absolutamente monumentales, de los que les dan carácter a Sevilla. Por ejemplo, el Bar Europa, en la Alcaicería esquina a Siete Revueltas, fundado en 1922. O Casa Vizcaíno, en la Plaza de los Carros, que desde 1935 podía presumir del título de proveedora oficial del mercadillo del Jueves. O Casa Morales, la antigua bodega fundada en 1850, templo del tinto de Valdepeñas y de la sevillanía, museo que Reyes Morales tiene perfectamente conservado. O la clásica Casa Rodríguez de artículos religiosos, de 1816. O los singularísimo Almacenes Pérez Cuadrado, que desde 1944 mantiene la misma familia en una vieja casa de La Venera y cuyo patio de columnas es el centro de la actividad comercial en su lencería, corsetería y ropa de hogar. O la Sombrerería Maquedano, de 1908, esquina monumental de Sierpes con Rioja cuyo escaparate de jipijapas es un permanente homenaje a la Sevilla americana. O ese trozo de Londres que es la Camisería Galán, desde 1905 en Sagasta, cuatro generaciones al frente de la firma. O Cuadros Venecia, de 1913, que mantiene la artesanía de las enmarcaciones artísticas. O La Confitería La Campana, fundada en 1885.
Pero junto a ese rótulo del "Fundada en 1885" de la decoración modernista de La Campana echamos en falta en la relación de establecimientos distinguidos por el Ayuntamiento a otro comercio clásico e histórico, quizá porque no presentó su solicitud para la declaración oficial. Ni falta que hace. Es la Papelería Ferrer, que resiste a las franquicias que le han cambiado el carácter a Sierpes y la más antigua de España, fundada en 1856. Si suman los rótulos de estos dos monumentos comerciales colindantes, échenles años: en la muestra de La Campana, "Fundada en 1885"; al lado, en la Papelería Ferrer, "Fundada en 1856". Sumen años. Y vayan allí a comprar. Déjense de Amazon y vayan a mantener con sus compras estos monumentos comerciales de Sevilla. No lo he comprobado, pero me pega que estos veteranos establecimientos tengan el edificio en propiedad, y así hayan podido resistir la crisis, la inflación y las tentaciones de traspaso. La historia de la Papelería Ferrer merece una novela: la familia de Josefa Vidal y José Ferrer Poch vino a Sevilla para coger el barco y emigrar a Venezuela con sus artes del papel y la tinta, pero como perdieron el buque decidieron quedarse aquí y poner su comercio de artículos de escritorio en un local del desamortizado convento de Santa María de Gracia. Y así hasta hoy. Vayan, vayan a esa Papelería Ferrer, donde yo encargué las estampas de primera comunión de mi nieta Ana. Con su eterno fraile del barómetro en el escaparate, compren en la centenaria Papelería Ferrer. Eso se llama ayudar con toda justicia a los comerciantes que resisten heroicamente y logran que Sevilla siga siendo Sevilla.
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