Una antigua maledicencia del Café Gijón que corría entre los poetas de Madrid decía que un premio Adonais se parece a otro premio Adonais como un huevo a otro huevo. Aquí podríamos decir que una portada de Feria se parece a otra portada de Feria como las listas de las lonas de una caseta a las listas de las lonas de otra caseta. Ahora es la moda que la portada recuerde un edificio señalado de Sevilla. Y digo yo: cuando ya estén recordados todos los edificios monumentales de Sevilla, ¿qué va a representar la portada? Últimamente toca regionalismo. No sé si lo ha dicho ya Adepa. Pero si no lo ha dicho, debería: más que rendir homenaje en la portada de Feria a los edificios señalados del regionalismo arquitectónico sería más oportuno proteger y salvar de la piqueta esos edificios, que están cayendo como chinches para levantar en su solar mamotretos. Y basta recordar las protestas de Adepa sobre La Palmera o el barrio de Nervión y sus singularísimos chalecitos de dos plantas.
Lo que no se suele comentar es que la primera portada de la Feria fue nada menos que una verdadera puerta de Sevilla. Como una muñeca rusa, una portada que representaba la portada. Me refiero a la Puerta Nueva o de San Fernando, que estaba al final de la calle del Santo Rey, y que daba acceso al Prado de San Sebastián. Es decir, que desde que la fundaron Ybarra y Bonaplata, a la Feria se entró por una portada. De piedra en el caso de la Puerta Nueva o de San Fernando, que me imagino quizá sería adornada con luminarias y globos luminosos de gas, según costumbre de la época. Derribadas las puertas de Sevilla (a excepción del Arco de la Macarena y del Postigo del Aceite), en la Feria se puso una portada efímera, tal como las que se acostumbran ahora, para evocar quizá aquella demolida de la entrada al recinto amurallado. Eran portadas modestas las que se ponían cuando la Feria estaba en El Prado, pero cada vez fueron tomando más importancia tras el traslado a Los Remedios.
No cabe duda de que se ha creado un estilo de portada digamos tradicional, que se repite cada año. Tanto, que yo no la desmontaba, la dejaba puesta todo el año, como la efímera obra de arte que es. Y así, además, quizá nos ahorrásemos un dinero. La de este año han informado que va a costar unos 500.000 euros, inspirada en algo tan de la Feria como un rebujito. Sí, un rebujito de la Plaza de España, la gran obra de Aníbal González, y del Coliseo España, de José y Aurelio Gómez Millán. Rebujito al que hay que añadir el recuerdo de portadas anteriores.
Pero represente el monumento que represente, a la portada le falta algo utilísimo: varios "meeting points" o puntos de cita. La portada es el sitio donde se queda con alguien en la Feria: "Nos vemos en la portada". Pero como todo el mundo queda en la portada, ¡anda que no es difícil encontrar a nadie allí! Por eso propongo que, sin imitar a edificio alguno, al modo de los aeropuertos haya un "Meeting point 1" y un "Meeting point 2", y así todos los que hagan falta, para quedar más concretamente con alguien en la cita ferial... Y encontrarlo. Y sin tener que rendir homenaje a la arquitectura del regionalismo que, mucha portada, pero nos la estamos cargando.
Correo
Si quiere usted enviar algún comentario sobre este artículo puede hacerlo a este correo electrónico
