ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  31 de diciembre  de 2022
                               
 

Adiós, maldito 2022

Hay años buenos y años malos. Y el que ahora acaba ha sido del segundo grupo. Así que vete con tus castas, 2022. Con tus castas todas, ¿eh?: que no se te olvide ninguna, malhadado. En las lápidas solemnes que se colocan como recordatorio, la fecha suele ponerse con la fórmula de "año de gracia de..." No creo que pueda aplicarse para nada en este 2022 al que esta noche, a las 12, 12 de las uvas, el tiempo irreparable le dará la puntilla y lo arrastrarán camino del desolladeroo de los años malos. Pero malos, malos. Más que "año de gracia de 2022" ha sido "año de desgracias". Y no creo que nadie haya puesto esa verdad como un templo de sus desgracias en lápida alguna. Yo la pondría en los escaparates de muchos comercios tradicionales que tuvieron que cerrar y abrieron en su lugar una adocenada franquicia: "En este local comercial estuvo un establecimiento que lo veías y sabías que estabas en Sevilla, negocio que tuvo que cerrar por las desgracias económicas, sociales y políticas que sufrió la ciudad de Sevilla y el mundo entero en el año de desgracias de 2022 que siguió a la pandemia". Y en la Avenida pondría: "Esta famosa Avenida de la Constitución, eje principal de la ciudad, centro de Sevilla, por donde pasaban los coches y en verano hacía una sombra maravillosa, fue primero peatonalizada y desforestada, sin dejar un árbol vivo, con un mal llamado tranvía, y luego convertida en el kilómetro cero del Parque Temático Turístico en que se acabó de convertir nuestra tierra en el año de desgracias de 2022."

Y hagan memoria de su entorno familiar y de amigos. Repasen, repasen listas, y toquen madera: ¿cuántas veces han tenido que ir en el 2022 a un tanatorio, al de San Jerónimo, en la calle que lleva el nombre del olvidado humanista sevillano Miguel Romero Martínez, o al de la Ese Treinta, paraíso de gorrillas, frontera con lo más peligroso del Vacie? Repasen la lista de la cantidad de entierros y funerales a los que han tenido que ir este año, y es que pierden la cuenta.

¿Y la sequía, que nos creímos que nunca más iba a llover en Sevilla y que una mañana íbamos a amanecer sin agua en el grifo del cuarto de baño? Aparte de la inflación, de la subida del IPC, del paro, de las consecuencias de la guerra de Ucrania, del precio de la electricidad y del gas y de los artículos de la cesta de la compra. Por no hablar de que "de facto", España está gobernada por ERC, que tiene cogida a Sánchez por los mismísimos, en sus ansias de perpetuarse en el poder. Sin olvidarnos de los cambios del Código Penal y la derogación de la sedición que ha dejado al Estado indefenso ante los separatistas que nos achulean con otro referéndum. Los chinos les ponen nombres a los años: el tigre, el león... En ese plan chino, no encuentro nombre de animal que ponerle al año que menos mal que se acaba. Sí: una animalada de año. Porque 2022 ha sido el Año de No Poder Llegar a Fin de Mes y de la descomposición de España. Tan malo ha sido el año que esta noche se va en buena hora con sus castas todas. Y lo malo no es eso: lo peor es que dicen que 2023 va a ser peor todavía, porque encima tenemos elecciones sin que haya forma de echar a Sánchez.

 

 

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