Por Francisco ROSELL
NADA
es más viejo que un periódico de ayer. El viejo adagio
de las redacciones se renueva cada tarde en el ejercicio
confuso y casi milagroso de elaborar un producto que,
por decirlo con otra frase del acervo periodístico,
servirá al día siguiente para envolver el pescado.
Somos árboles de hoja caduca, y lo sabemos. Hijos de la
prisa, vivimos abrazados cada día a la pasión de la
escritura urgente y a la fiebre caliente de lo efímero.
Estamos, por lo general, orgullosos de que así sea.
Pero existen, también, por fortuna,
periodistas cuya huella rebasa de largo la condición
fugaz que abraza las grandezas y miserias del oficio.
Periodistas capaces de trascender la condena del olvido
y penetrar en la conciencia del público como parte de
un patrimonio común. Periodistas que, por su propio
brillo y por su propia fuerza, se convierten en puntos
de referencia de la vida de una ciudad, de un colectivo,
de una sociedad.
Antonio Burgos es uno de ellos.
Durante más de dos décadas ha tomado el pulso a la
vida de Sevilla hasta conocerla como un sociólogo, como
un pintor, como un médico, como un amante. Glosador
experto, brillante y minucioso de lo que ha llamado el
patrimonio inmaterial de la ciudad ese corpus complejo
de circunstancias y elementos que conforman la identidad
precisa del alma urbana, Burgos ha terminado formando
él mismo parte de ese patrimonio sin el cual no podría
entenderse la esencia de ese difícil ser colectivo que
es Sevilla.
Antonio Burgos es hoy parte singular
de la conciencia sentimental de Sevilla, en cuyo
desarrollo representa una referencia fundamental. Desde
hace seis meses, las páginas de Diario 16 de Andalucía
acogen ese trabajo pormenorizado, ritual en ocasiones,
de seguimiento cariñoso a veces, con la dureza crítica
que surge cuando aquello que se quiere no gustadel pulso
complicado de la sevillanía. Este periódico, que tiene
como mayor orgullo su compromiso con la libertad, se
honra de haber incorporado la firma de este escritor en
un momento en que se le hacía difícil el ejercicio
sagrado de la independencia. Hoy, Diario 16 Andalucía
se enorgullece de presentar, en forma compilada,
cuarenta artículos de Antonio Burgos que, a lo largo
del último semestre, han explorado desde su recuadro
los entresijos, vericuetos, meandros y claves
sentimentales de la memoria de Sevilla.
Con estos «Cuadernos» que hoy
inauguran «Las cuarenta Sevillas» de Antonio Burgos,
Diario 16 Andalucía comienza un nuevo proyecto
editorial, que se suma a la creciente oferta de
productos puesta a disposición de los lectores en los
últimos años. Se trata de recoger, en publicaciones
específicas, compilaciones de artículos de las firmas
más brillantes que aparecen en las páginas del
periódico. Con esta iniciativa, reclamada con
frecuencia por nuestros lectores, Diario 16 pretende
además incidir en la nueva y floreciente tendencia de
los periódicos españoles, que acogen a una auténtica
pléyade de escritores tal como fue tradición en
España hasta los años posteriores a la guerra civil.
El periódico, foro de debate y de ideas, lo es
también, y se honra en ello, de la exhibición
cotidiana de la riqueza literaria y periodística que
aflora en este tiempo de libertad.
Francisco ROSELL
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