NO
se puede ser figura del toreo si antes, durante y
después no se es persona. Cada vez que me cabe en
suerte hablar con Curro Romero llego a esa conclusión,
que si grande es el Faraón como torero, no menor es
como hombre. Y a esa conclusión llego cuando hablo con
el maestro Pepe Luis. Pepe Luis Vázquez fue uno de los
amigos ciertos de las horas inciertas que me llamó y me
dijo algo que no olvidaré, el mejor consejo que nunca
recibí de cómo ha de ser escrito el recuadro. Me dijo
Pepe Luis:
--Usted siga como siempre... Cuando
haga falta echarse la muleta a la derecha, échesela
usted a la derecha; cuando haga falta torear por la
izquierda, toree por la izquierda... Pero no se olvide
usted nunca del molinete y del adorno, que eso es lo
nuestro...
Así que hay días en que no sé, maestro Pepe Luis,
siguiendo su consejo, si cuando estoy escribiendo tengo
en la mano una pluma o una franela, y si lo que tengo
delante es un papel o un juampedro que va muy bien por
el derecho... Y hoy es uno de estos días, maestro,
porque hoy debo hablar de usted y no quiero que la faena
periodística desmerezca de la gracia de su cartucho de
pescado.
Sevilla le está preparando un
homenaje a Pepe Luis. Conociendo al maestro, tienen
mérito los organizadores, porque para dar un homenaje a
Pepe Luis primero hay que convencer a Pepe Luis para que
se deje. Han logrado tan difícil empeño los animosos
aficionados de la Fundación de Estudios Taurinos y su
presidente, Juan Manuel Albendea, me llamó ayer para
pedirme algo a lo que no me pude negar: que pronuncie
una conferencia dentro de un cielo en homenaje al Rubio
de San Bernardo, que ha de titularse «La Sevilla de
Pepe Luis», conferencia que está tirado escribir,
porque la Sevilla de Pepe Luis no es ni más ni menos
que Sevilla,
Y si bien esa es la Sevilla de Pepe
Luis, me contó Albendea una anécdota del maestro por
la que hemos de conocer todavía más al Pepe Luis de
Sevilla. Quieren que el homenaje a Pepe Luis remate con
un banquete multitudinario en honor del maestro, algo
así como aquel que le dieron a Manolete en Lhardy, pero
con quinientas o seiscientas personas más. Pensaron
como escenario en el ruedo de la Maestranza, en el
pisoplaza de albero. Y Pepe Luis, con las ideas
clarísimas, hombre antes que torero, les dijo que nanai
de la China con las más bellas palabras que he oído en
los últimos días. Dijo Pepe Luis:
--Miren ustedes: en ese pisoplaza ha
habido mucho triunfo, mucho fracaso y mucha sangre. Eso
no es sitio para comer... Además, que quinientas
personas me parecen demasiadas personas. Estén ustedes
seguros que si van más de treinta, mando el parte
facultativo y me caigo del cartel....
Por eso Pepe Luis es Pepe Luis y por
eso su Sevilla es Sevilla. Por eso a Pepe Luis no lo,
conoce nadie, porque es un Kempis de San Bernardo que
cada día escribe con los hechos su «Contemptus Mundi»
su desprecio del mundo, de sus vanidades, de sus pompas
y de sus obras. Pepe Luis dijo un día aquello de «Se
torea con la cabeza» y nos sigue demostrando que se
torea, se vive, se triunfa con la cabeza.
Yo ahora saco mi pañuelo, blanco
como la cal de la calle Ancha de San Bernardo, y pido
las dos orejas de la vida para el maestro Pepe Luis, que
fue figura porque antes, durante y después fue nada
menos que hombre. Menos mal que le vamos a hacer
justicia. Es lo que decía un crítico de Madrid que
viene a hacerla feria:
--Hombre, es que siendo Pepe Luis lo que ha sido en
el toreo no podía pasar a la historia como el cuñado
de Remedín...
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la alternativa de Pepe Luis: "El seise de la Virgen"
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