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- Yo he visto
en esta noche las lágrimas de Alfonso,
- manzanares
de rabia con un viejo color,
- guadalquivires llenos de un
verde de esperanza,
- que se quedó vacía, una flor sin
olor.
- Yo he visto en esta noche a otros cien mil
alfonsos,
- los que siempre esperaron, que es el verde el
corazón,
- los que gritan a veces, y a veces en silencio,
- las lágrimas se tragan y sueñan, que es mejor.
- Ganar en
la derrota es lo nuestro de siempre,
- crecerse en el
castigo; de tripas, corazón.
- Del fondo de los tiempos
vinieron desde Utrera
- los viejos autobuses, y Gordillo,
y Del Sol,
- y también Larrinoa, Urquiaga,
Areso, Aedo,
- la Liga que ganamos y el gol al
Palamós.
- Y vino el Iliturgi, la Balona Linense,
- con Portu
y Vilariño, Tercera División,
- y el España de
Tánger el domingo que viene,
- a este paso jugamos
también la promoción,
- a este paso hasta El Chato,
que de Moguer le llaman,
- alquilará gargantas que
puedan gritar gol.
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- Y Curro en sus periódicos, con
un babi azulina,
- en plena calle Sierpes lo dirá en un
pregón,
- que vienen en el Marca estas grandes
hazañas
- que Romero Murube a un jazmín le contó.
- Y aquí está don Benito y Pascual Aparicio,
- también Sánchez Mejías, aquel que mereció
- la
más bella elegía que nunca le escribieron
- a un
presidente bético, que un toro lo mató
- y vino García
Lorca a decir en sus versos
- que nunca encontraremos
un andaluz mejor.
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- Sigo viendo esta noche las lágrimas de Alfonso,
- la
rabia, el viejo grito que en el aire quedó,
- el Betis
manque pierda, y esta vez ha perdido,
- pero siguen los
sueños, y ahora digo que no.
- Que ahora escucho los
cantos de las llenas tribunas,
- las banderas de verde, de
las yerbas de olor,
- de arrayán, yerbaluisa, de alhucema
y Romero,
- el sueño de un capote que su Betis
soñó.
- Y lloran las banderas con sus verdes colores,
- pañuelos las bufandas en esta noche son,
- como Alfonso en
el césped, mis lágrimas me dicen,
- que sumo trece
barras, la antigua conclusión.
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- Que esto de ser del
Betis, de sentir sus colores,
- de entender sus derrotas,
es una religión,
- que Serra es oficiante y Madrid
es un templo,
- y a órgano resuena la voz de la afición.
- Grita "Betis, mi Betis", y alarga las vocales,
- y alarga el
sentimiento, es más fe que afición,
- un sentimiento
trágico de lucha con la vida,
- porque es siempre lo malo
mejor que lo peor,
- de sacarle partido a la amarga derrota
- y hallar amaneceres en la puesta de sol.
Aquí ni el Rey de España, que es bético de cuna,
- que
es hijo de una abuela que al Betis le salió,
- que a la
vieja corona, en su silla de ruedas,
- con aplausos
augustos viene a darle sidol...
- Aquí ni el Rey de
España, mis señores del Betis,
- consuela a nuestro
héroe, que Alfonso es vencedor
- del tiempo y del espacio
en la yerba tan verde,
- pero a todos los béticos nos gana
el corazón.
- Y siguen, tan corales, tan solemnes, los
gritos,
- que dicen "Betis, Betis", y suenan sin dolor,
- que
suenan como siempre, a orgullo de ser béticos,
- el temple
que los siglos le dan al perdedor.
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- Y nosotros, Alfonso, lloramos con tus lágrimas,
- y suenan
en Sevilla, en la torre mayor.
- Veintiocho de junio, es
víspera esta noche,
- del día de San Pedro, el que
también lloró.
- Ya nos trae por las gradas, columnas y
cadenas,
- uniformes, penachos, a la Banda del Sol,
- un
bético, Rogelio, montañés de Heliópolis,
- lo
conoces, Conejo: el hijo de Trifón.
- Y
suben a la torre clarines de victoria,
- a llorar a San
Pedro o a llorar la ilusión,
- no lo sé, que al magnolio
que está frente a la Lonja,
- lo encuentro en esta duda,
igual que tengo yo.
- Ya suben por las rampas, ya están en
las campanas,
- se asoman a la torre, que parece un
balcón,
- que parece la plaza, nuestra plaza de toros,
- el
chiquero, el tendido, las seis en el reloj,
- y el balcón
torilero con sombrero de alancha,
- clarín a lo divino que
se oye desde el sol
- parecen estas lágrimas, tan béticas
que suenan,
- ¿son de Pedro, del Betis? Rogelio, ¿de
quién son?
- ¿De Alfonso, de Esnaola, o del otro
Rogelio,
- el que dijo a Iriondo "no corro, que
es peor,
- que corren los cobardes y el Betis victorioso
- sabe templar despacio, belmontino, el balón"?
- Ibas
a florearlas si hubiéramos ganado.
- Y la estás
floreando, clarín, Banda del Sol,
- una luz en la noche,
cohetes en Triana,
- rezos en San Lorenzo, porque aquí
quien venció
- fue el Betis sempiterno, la Giralda más
fuerte.
- Los hombres sólo lloran si tienen corazón.
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