"Lo que es"

"No hay señor que salga hablando en televisión
que no ponga eso de "lo que es"
entre el verbo y el predicado"

Se ha puesto de moda montar pubs ingleses e irlandeses en España, para beber cerveza negra calentorra y tomar tapas con espantoso sabor a vinagre y cebolla. El pub inglés o irlandés se unió a otra moda: la franquicia. Igual que Madrid se ha llenado de restaurantes vascos y Barcelona se ha llenado de restaurantes gallegos, y toda España de restaurantes chinos, ahora nos invaden las franquicias de los pubs ingleses e irlandeses. Y como si estuviéramos en uno de ellos jugándonos las cañas de Guinness a la diana de corcho y colorines del rincón, le tomo prestado el dardo a Fernando Lázaro Carreter para intentar clavarlo en la palabra. Este aprendiz de dardo (de dardo apoyado en la cadera, naturalmente), va a una palabra que son tres, que nos están invadiendo como los americanos de la NASA invadieron Marte. Como en el bolero sabrosón, son tres palabras solamente mis angustias, don Fernando, y esas tres palabras no son "cómo me gustas" que dice la canción, sino cómo me disgustan estas tres voces inútiles, innecesarias, imbéciles, que han invadido la lengua castellana: Lo que es.

El español que se habla en España se nos ha llenado de este remoquete, que a muchos no se les cae de la boca como González no soltaba el por consiguiente ni aunque se lo mandara el médico. Son las partículas absolutamente inútiles y completamente imbéciles que de vez en cuando contaminan la lengua. Poco puede hacer contra ellas ese Ministerio del Medio Ambiente Lingüístico que tiene montado Lázaro Carreter sin vestirse de pastora ni de motera. Hay un gran agente contaminante de la belleza de la lengua al que nadie pone coto: la televisión. La televisión es la fábrica altamente tóxica por cuyos vertidos contaminantes al limpio río de la lengua nadie pone multas. La chimenea que llena de humos irrespirables el aire claro de la lengua española. Desde esa fábrica de chorradas y moditas, no hay señor que salga hablando en televisión de lo que sea que no ponga eso de lo que es, como un realquilado, entre el verbo y el predicado. Estaba el magnífico e innominado guardia civil de Inchaurrondo explicando a Sáinz de Buruaga cómo liberó a Ortega Lara y lo soltó:

-Y entonces entramos en lo que es el zulo...

Hay que traducir tanta tontería. Quería decir el benemérito de la Benemérita que "entonces entramos en el zulo". Por no dejar los guardias, te paras en Málaga a preguntarle a un municipal por la carretera de Marbella y te dice:

-Coja usted por lo que es la ronda de circunvalación...

Sigo traduciendo: "coja usted por la ronda de circunvalación". Y ronda de circunvalación inútil de la lengua es el horrible lo que es. Que ya lo dice todo el mundo. Entrevistaban en un periódico de su tierra a Antonio Ordóñez, el que le gusta a Ussía como a mí Curro Romero, y comentaba el gran maestro de Ronda la justísima medalla de las Bellas Artes que le impuso el Rey:

-Es un reconocimiento muy importante para mí, pero también para lo que es el toreo.

Lo que quería usted decir, maestro, es que su medalla es muy importante para el toreo. El remoquete puñetero ha calado de tal forma en el habla cotidiana que ha contagiado hasta a los que tienen tan claras las ideas de la belleza de la perfección como el maestro Ordóñez. (Inciso sobre maestrías, de las que escribí el otro día. ¿Usted no ve? Antonio Ordóñez sí que es un maestro de verdad, al que no deben llegar nunca las rebajas de Maastricht. No como esos maestros de la Señorita Pepis que nos estamos inventando cada día...)

Las madres ya no mandan a las niñas a comprar cocacola al supermercado. Ahora es: "Niña, llégate a lo que es el supermercado a comprar lo que es la cocacola". Cuando, horror, suena en la playa el teléfono móvil de la gorda que nos ha plantado la sombrilla al lado, como si no hubiera más arena que ésta de aquí, volvemos a oírlo:

-Sí, Pepe, estoy aquí en lo que es la playa... Oye, tráeme mañana lo que es el bañador verde, que se me ha olvidado. Mira, está en el primer cajón de lo que es mi ropero...

No encuentro explicación posible. Esto es mucho peor que aquel remoquete de a nivel con el que echamos la transición fuera, donde menos los pasos a nivel, que los estaba quitando el ministro de Obras Públicas, todo era en España a nivel. Las protestas de los barrios eran a nivel de barrio y las elecciones generales eran a nivel de Estado. Ya nos pusimos a nivel con el a nivel de, pero ahora nos amenaza lo que es, lo que es siempre absolutamente superfluo. Dentro de nada empezarán los torneos veraniegos y verá usted cómo el Barsa campeón y mi Betis bueno saltan a lo que es el terreno de juego; vamos, que saltan al terreno de juego. Ya verá usted cómo en cuanto se acabe el verano empezamos a preparar lo que es la boda de la Infanta Doña Cristina. A preparar la boda de la Infanta, para entendernos. Ya verá usted cómo con esta política de empleo, Javier Arenas va a terminar con lo que es el paro. ¡Con el paro, leches! Y ya verá cómo me habrá usted dado lo que es la razón por lo que es este artículo. Lo que es (y aquí sí que lo digo con toda propiedad) como en el prefacio de la misa tridentina del padre Apeles: justo, equitativo y saludable. ¡Hay que ver lo que es esta tontería de lo que es! *


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