Vacaciones sin barco, vacaciones ganadas

O el Rey ha jugado menos a los barquitos, o lo han sacado

menos en televisión. Ambas cosas son muy positivas

Vuelvo con el ánimo confortado a la cursilería de estos días, que le llaman los pedantes la reentrée. La reentrée, como saben, es volver al currelo, al mal llamado curro, porque Curro es el que se va al Caribe. Si a la vuelta lo venden tinto, a la reentrée lo tienen que vender Borgoña o Burdeos. No me hace falta ni vino francés para confortarme el ánimo en la vuelta. por vez primera desde hace muchos veranos, los ministros no han dado el espectáculo habitual. Ha sido un verano como a pie de obra, ¿no les parece? Los ministros se han ido de vacaciones, pero poquito. Estaban siempre a tiro de telediario. Otros años, en los informativos de televisión, había un absoluto estiaje de ministros que llevarse a la imagen. Serra el del Zodiac estaba con el zodiac, que quizá ya haya conseguido arrancar su motor fueraborda, y Guerra estaba en Cabo Roche, al lado de Mienmano, porque familia que veranea unida es familia que trinca unida, leyendo esos libros que ya sólo leen las pelanduscas de lujo, Nietchte y esas cosas. En los veranos anteriores, el presidente del Gobierno estaba en Doñana, mangando vacaciones gratis total en bien público del Estado, y toda España daba impresión de que aquí nos llevamos 30 días sin pegar ni golpe.

En realidad, nos seguimos llevando treinta días sin doblarla. Me encanta agosto porque nadie te da el coñazo de anunciarte como vamos hacia Maastricht, que a mí esto de las previsiones de Maastricht me recuerda siempre lo que la madre de Antonio Machado preguntaba a su hijo cuando iban los dos para el exilio de Colliure:

-¿Falta mucho para llegar a Sevilla?

O lo que es lo mismo: ¿falta mucho para llegar a Maastricht? Da igual en agosto. Como los indicadores económicos están de vacaciones, no nos ponen el alma en un puño con la tasa de inflación, el déficit público y esas ordinarieces, que quedan para los meses laborables. Porque el calendario ha conseguido aquí lo que nunca han logrado las centrales sindicales: paralizar absolutamente a la nación. Ya quisieran Antonio Gutiérrez y Cándido Méndez parar España como la para agosto cada vez que llega. Cada vez que hay una huelga general (o una huelga teniente coronel), los empresarios se lamentan de lo que ha costado el paro. ¿Cuánto cuesta este mes entero de paro que es agosto? Estando galopando y cortando el viento caminito de Maastricht, ¿nos podemos permitir esos lujos? ¿Ocurre igual en otras naciones que se tienen por europeas, que haya un país entero cerrado durante treinta días? España se permite lujos veraniegos de países ricos, cuando aquí no acabamos de salir de pobres, por mucho que diga Rodrigo Rato.

Por eso conforta que en esta España paralizada, donde el viento no movía una hoja, de calor y ni las empresas ni la administración movían un papel, de vacaciones, los ministros hayan transmitido la imagen de que han seguido dando el callo. Cada cual tenía su apañete agosteño, su chalecito, su hotelito de costa, su casita en el campo, pero han estado todo el mes que voy y que vengo, de un lado a otro, visitando, inaugurando, presidiendo... Vamos, en las labores propias de su sexo, de ministro o de ministra. Arenas seguía reuniéndose con los agentes sociales y anunciando lo que siempre anuncia del paro , y Mayor Oreja continuaba yendo y viniendo a cosas suyas de la lucha antiterrorista, y Alvarez Cascos con lo que le corresponde del cierre de los presupuestos, y todos de esta manera. Aunque no lo fuera, daba la impresión de que todos los ministros eran lo que antes se llamaba Ministro de Jornada, que era el que, como había preguntado, se quedaba de guardia.

Claro que también ha contribuido mucho el barco. La ausencia de barco. Este Gobierno, gracias a Dios, es menos marinero que el anterior. A Aznar, aunque tiene apellido de almirante, parece que no le gustan los barcos, y cuando se sube al portaeronaves Príncipe de Asturias está fuera de cacho. Pero tampoco le gustan los barcos de recreo. Será porque no tiene cuñados con yate... Hasta Cascos, que me pegaba muchísimo que fuera por ahí con su antigua novia y actual señora pegando barcazos, no se embarca. Aquí no entienden de más barcos que los que les corresponde. Con lo cual es mucho más fácil dar esta imagen de currelantes de agosto en un país paralizado por las vacaciones.

Hasta el Rey Nuestro Señor, que Dios guarde, parece que este año ha estado bastante menos marítimo que en anteriores veraniegas ocasiones. Otros años nos hemos pasado el verano viendo en el telediario cómo el Rey se hartaba de pegar barcazos en Mallorca, hubiera guerra en el Golfo o no la hubiera: ora en el Fortuna, ora en el Bribón, ora en el Aifos, que hasta aprendimos todos que es Sofía al revés, como el nombre de la Reina escrito en la borda de un barco por Pedro Ocón de Oro o por Cova. O el Rey ha jugado menos a los barquitos, o lo han sacado menos, con las de un miura, en televisión. Ambas cosas son muy positivas. Porque antes daba la penosa impresión de que sólo el Rey se dedicaba a la holganza, cuando el que de verdad estaba a cuerpo de rey, en Doñana, convidado a veraneo por todos, era González Márquez. Hogaño, los españoles han visto por el telediario a los ministros currelando en agosto. Nada nos gusta tanto como la maldición bíblica del trabajo... si le cae a otro:

-Que trabajen, joé, que para eso tienen su magnifico sueldo de ministros... *


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