El PP, lo fácil y lo difícil

Este Gobierno consigue lo imposible. En cambio, en cuanto
que tienen delante lo mollar, lo fácil, la fastidian

Este Gobierno no sé cómo se las ingenia, que hace muy bien las cosas difíciles, pero fracasa en las más fáciles"... En estos o muy parecidos términos, le he oído muchas noches esta más que acertada frase a Víctor Márquez Reviriego, cuando interviene en La linterna de Luis Herrero en la COPE. Y me encanta citar en ÉPOCA a Víctor, gran escritor, cultísimo cronista parlamentario de la transición, ya que él no puede hacer lo mismo conmigo en el diario donde está apuntado a la Real, Ilustre, Antigua y Fervorosa Cofradía de la Columna, de la que es hermano mayor Jaime Campmany. Fíjate, Víctor, lo que son las cosas: Jaime, como no es un cateto de Almería, sino un gran señor de Murcia, está encantado con que yo te cite. Mientras hay por ahí uno que ronea de Pérez Galdós que, impasible el alemán, me tiene en las listas negras y no deja que me citen ni aunque pase por la ventanilla de cierto hermano, que no es el hermano de Mienmano, sino otro hermano.

Lo de Márquez Reviriego es tan bueno y tan clásico que está pidiendo urgentemente que se diga en latín. Tengo que hablar con un paisano de Víctor, José Antonio Gómez Marín, que cada mañana demuestra en Protagonistas de Luis del Olmo que sabe hasta latín, para que me traduzca la frase. Incluso cogiendo el viejo diccionario Spes del colegio de Portaceli como el capitalista se saca la muletilla de debajo de la chaqueta, me atrevo a tirarme de espontáneo al ruedo de los latines, y hacer la traducción de esa frase con firma final incluida; así, por el mismo precio, tienen una frase de Cicerón y un epigrama final de Marcial, eres el más grande... quitando a Campmany:

"Arduas fert, ab facilibus victum... Márquez Reviriego."

Esa frase debería ser grabada con letras de oro a la entrada de La Moncloa, igual que los felipistas pusieron aquella otra, tan conocida, de Giménez Fernández: Si estando como estábamos estamos como estamos, ¿cómo estaríamos si estuviéramos como deberíamos estar? (González y media nómina del PSOE se dicen discípulos de Giménez Fernández. De ser cierta tal condición discente en cuantos la proclaman, el ex ministro de la CEDA probablemente hubiera tenido que dar las clases en el campo del Betis, porque en la Facultad de Derecho tantos no cabrían, ni aun sentados en los pasillos como ahora.)

El Gobierno de Aznar ha solucionado lo más difícil. Si imposible parecía liberar a Ortega Lara, verbigracia, la Guardia Civil lo consiguió. Por no salir con los difíciles y delicados asuntos de la lucha antiterrorista, logró que nos devolvieran a aquellos asesinos etarras que estaban en la antigua isla de La Española viviendo a cuerpo de rey, de Rey del Mambo, por supuesto. Ha conseguido con Francia una colaboración que nunca hubo; Portugal colabora con Justicia y Policía como nunca lo hizo. Nada digo de los asuntos laborales. La derecha consiguó el gran pacto social entre sindicatos y empresarios que nunca logró la autoproclamada izquierda. Según ha manifestado Manuel Pimentel, ese chico de COU tan aplicado que tiene el PP para aprobarle las asignaturas pendientes en materia de empleo, al ritmo actual serán creados 400.000 puestos de trabajo cada año. Esto es, que a la chita callando y sin echar las campanas al vuelo, en dos años de Moncloa habrá conseguido Aznar lo que dijo González y nos tirábamos de risa con su propuesta: crear los famosos 800.000 puestos de trabajo. Por si no fueran pocos, se ha rebajado la cifra psicológica de los 2 millones de perados, que tengo que preguntarle a Pedro Pacheco, pero debe de ser algo así como el terrible kilómetro no sé cuántos de la Maratón de Nueva York, que si lo logras superar, ya llegas del tirón a la meta, sin que te dé la pájara.

Nada digo de cuanto nos parecía imposible de la convergencia de Maastricht. Eso de poner la inflación a una cifra lepera, a cero grados, ni frío ni calor... Eso de reducir el déficit público, el despilfarro, la corrupción nada menos:

-Ea, señores, se acabó meter la mano en el cajón...

Tampoco digo nada de lo difícil que parecía el huevo de Colón de establecer progresivamente la mili profesional, que los socialistas, con todo lo de izquierda que decían que eran, ni se lo propusieron. Este Gobierno consigue lo imposible, y en los milagros tarda un poquito más, pero acaba haciéndolos. En cambio, hijo, en cuanto que tienen delante lo mollar, lo fácil, la fastidian. Son jugadores de tenis que se atracan de bola y dan con ella en la red cuando todo el mundo cantaba el match-ball. Atorados, pierden las orejas con la espada. Si lo miran bien, los grandes escándalos del gobierno del PP han sido las grandes tonterías y las memorables meteduras de pata en asuntos secundarios. La edad de la Constitución y la puesta de largo de la muchacha; el amago del recetazo; pedir a los pensionistas que devuelvan el dinero, cuando la economía va tan bien; la guerra digital... O lo último de la charlotada de Las Ventas, que a ninguno de la oposición se le ha ocurrido, cuando estaba cantado. Hasta tienen la suerte de esta torpeza de la oposición. Hombre, si a Aznar le decían Charlot, la habitual metedura de pata del PP en lo fácil, referida a Las Ventas, no puede ser calificada de otra cosa que de la charlotada...

-Pues mira, Burgos: mientras den las charlotadas en las cosas secundarias y acierten en las principales, por mí que sigan dando charlotadas...

-Pues tiene usted toda la razón, doña Ana Botella... *


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