Toque de queda contra la "movida"

"En mi casa sí que tenía puesto mi padre
el toque de queda... Al que llegaba después de las 10,
le arreaba una bofetada..."

Transcribo el relato de El Nuevo Día de San Juan, qué bello el español de Puerto Rico: "Wilnelia tiene 16 años. Nunca había pisado un cuartel de la Policía''. Eso fue hasta el viernes, cuando llegó llorando al cuartel de Gurabo. Wilnelia, quien no paraba de llorar y temblar, fue llevada allí por no cumplir con la ordenanza del toque de queda que indica que todo menor de 16 años debe estar en su casa después de las 9:00 p.m. "Es una muchachita tranquila. No sale mucho. Nunca me ha dado problemas'', la describió su madre, Aida Colón, quien estaba igual de temblorosa que su hija. Aida fue a buscar a Wilnelia al cuartel. Los policías tenían instrucciones de no dejarla salir hasta que algún familiar fuera a buscarla. Aida y Wilnelia alegaron no saber que Gurabo era uno de los municipios que empezó a cumplir el toque de queda el viernes. "Yo sabía de otros sitios, pero no de Gurabo. De haberlo sabido no la hubiera dejado salir'', dijo Aida, quien pasó "tremendo susto'' cuando se enteró de que "tenían a la nena'' en el cuartel. Wilnelia escondía su lloroso rostro entre sus manos. No podía ocultar la vergüenza de estar en el cuartel. Wilnelia fue una de los 46 jóvenes con quienes intervino la policía en los municipios de Caguas, Aguas Buenas, San Lorenzo, Cidra y Gurabo por el toque de queda. Ayer los patrulleros de Gurabo intervinieron con más de media docena de menores. Todos fueron recogidos por sus padres, dijo el teniente Rodolfo Martínez. "Los padres han estado de acuerdo. Los hemos llamado y han venido a recoger a los muchachos. Un montón de padres ha llamado diciendo que el toque de queda está muy bien, que lo apoyan.'' Las angostas calles del pueblo de Gurabo estaban desiertas el viernes entre las 10 p.m. y la medianoche. El toque de queda es efectivo de 9 p.m. a 6 a.m."

Los problemas de la movida, la litrona, la botellona, los ruidos nocturnos, los bares de copas con copas fuera de los bares, los cristales rotos, los coches con maleteros convertidos en tabernas ambulantes, los altavoces a todo volumen no son, como ven, estrictamente españoles. El Viejo San Juan es el paraíso de la movida puertorriqueña. Vivimos un mundo donde los problemas se universalizan. Creíamos que el paro era cosa de Javier Arenas, y ya ven Alemania. Creíamos que la "movida" era asunto primero de Madrid y luego de las grandes ciudades españolas, y ya ven en Puerto Rico.

¿Quién no tiene un amigo al que se le ha colocado la movida cerca de su casa? ¿Quién no está harto de oír relatos para dormir de cómo dormir no pueden, que los tienen abajo en el bar con los altavoces a tope hasta las cinco de la mañana, o fuera, en la calle, junto a los coches convertidos en bares ambulantes donde expenden los clásicos packs de botellón de cola, botellón de whisky y/o ginebra, bolsa de cubitos de hielo y juego de vasos de plástico? Los Ayuntamientos hacen reuniones, para intercambiarse experiencias de cómo, si no acabar, sí atenuar los efectos de la movida. Llegará el tiempo en que, como en Puerto Rico y Estados Unidos, tendrán que imponer el toque de queda. Los gobiernos tienen que establecer el toque de queda en las ciudades porque los padres no tienen ya autoridad para imponer el toque de queda en casa... ¡Ay, "movida" cultural y madrileña de El Viejo Profesor, en qué has degenerado y cuántos sueños estás quitado en toda España...! Como tantos otros fenómenos españoles, cuando Madrid estaba ya de vuelta de la "movida", el resto de la nación iba hacia ella. Antes este fenómeno de los muchachos por las calles hasta las claras del día, con la copa y el botellón puestos, era privativo de las grandes ciudades. Ahora, no hay pueblo que se precie que no tenga su "movida". Te quedas de piedra cuando te dicen:

-No, donde hay una "movida" importante es en Algodonales... Allí no hay día que la gente se retire antes de las cinco de la mañana los fines de semana...

En los pueblos no hay bibliotecas, pero no hay pueblo español sin discoteca. Y sin barrio o lugar de moda, cambiante como la "movida" misma, donde la gente se va a tomar copas. En la puerta, naturalmente. Y cuanto más tarde, mejor. Ahora los muchachos salen de su casa a la hora en que sus padres volvían... cuando era la feria del pueblo. Ya todo el año es feria o fiestas patronales. Se vuelve a las 7 de la mañana porque se ha salido a la 1 de la noche. Y ay, del padre que diga que en sus tiempos...

-En tus tiempos erais gilipollas, papá...- es lo más suave que pueden responderle.

El problema de la "movida" no es otro que el de la quiebra de la autoridad paterna. Los guardias no actúan en la calle porque antes, los padres, no han querido o no han podido actuar en casa. De la dictadura del padre hemos pasado a la tiranía de los hijos. Se llega al toque de queda porque el Estado debe acabar adoptando la actitud que los padres no se atreven a tomar. De todo esto me di cuenta leyendo el fragmento puertorriqueño de El Nuevo Día a una amiga, cuyos hijos ya no tienen edad de movida. Escuchando el relato de Wilnelia, me dijo:

-Ah, eso del toque de queda de Puerto Rico no es nada nuevo para mí... En mi casa sí que tenía puesto mi padre el toque de queda... El toque de queda era a las 10. Al que llegaba a casa después de las 10, le arreaba una bofetada que se le quitaban las ganas de salir más a la calle... *


Volver a Página Principal

 

Volver a la página principal