Pemán, víctima del vídeo

"Monte usted una exposición sobre Pemán para
que el mayor aliciente para la gente sea
un documental de televisión..."

La Diputación de Cádiz tiene su sede en la antigua Aduana del fue que gran puerto de las Indias, que al cambio viene a ser como si dentro de dos siglos la Comunidad de Madrid estuviera en una sala de llegadas del aeropuerto de Barajas. Cádiz fue la gran estación transoceánica de nuestro comercio con los virreinatos y, cuando perdimos América, con las últimas, antillanas perlas coloniales de Cuba y Puerto Rico. He dicho muchas veces que cuando los franceses llegaron hasta el Trocadero y en Cádiz radicó la soberanía nacional expresada en las Cortes de 1812 es como si una invasión hubiera dominado España entera menos el aeropuerto de Barajas. Allí, en los bellos claustros de la vieja Aduana que Alvaro Domecq Díez, en sus tiempos de presidente de la Diputación, rescató del Ministerio de Hacienda para el patrimonio provincial, ha estado durante menos días de los convenientes la gran exposición conmemorativa del centenario del nacimiento de José María Pemán, muestra que pronto podrá verse en Madrid, en la Biblioteca Nacional. La exposición pemaniana será, así, como el gran escritor que conmemora. El Séneca, su personaje, hubiera dicho:

-La exposición Pemán en su tiempo es como su mismo nombre indica, don José: como Pemán en su tiempo. Primero se hace aquí en Cádiz, se está aquí una temporadita, pero después se coge el tren y se va a Madrid... Vamos, igualito que usted. Su exposición, don José, es como una obra de teatro suya, que aunque se escribe aquí, hasta que no se la lleva usted a Madrid al estreno no la conocen en España entera...

Llegué a la Diputación gaditana el día de Tosantos, a echar la mañana a Pemán. Allí había mucho que ver, mucho documento del Consejo Privado del Conde de Barcelona, mucho verso manuscrito, mucha fotografía de esos momentos estelares donde los personajes de nuestro siglo escriben en las imágenes de su álbum familiar la iconografía de la Historia de España.

Nada más entrar, y al ir a comprar un catálogo, la azafata que atendía la entrada me puso sobre aviso:

-Yo lo conozco a usted -me dijo, muy resuelta...

-¿Ah, sí? -le dije, con esa fingida indiferencia que solemos poner en tales casos, pero encantados de que una lectora nos haya reconocido...

-Sí -añadió, no menos resuelta, y tratándome ya como de la familia-, ¡usted sale en el vídeo...!

Ay, qué cruz con los vídeos dichosos... El vídeo de la azafata de la exposición de Pemán, no vayan a creer otra cosa, es el Retrato del escritor gaditano que hizo Canal Sur dentro de una serie biográfica sobre andaluces ilustres, y en el que servidor, sentado a la puerta de la Caleta, presenta al mejor articulista del siglo XX español como un nuevo Hércules, re-fundador literario de Cádiz en obras como Cuando las Cortes de Cádiz, pues hasta cuando se ponen el traje típico, las gaditanas van vestidas de personaje de Pemán: de piconeras, como Lola.

Con la mosca detrás de la oreja por el vídeo, fui saboreando las vitrinas que con tanto amor como esfuerzo han reunido Manuel Bustos y Antonio Llaves, los comisarios de la exposición. Allí estaban las primeras ediciones de las obras pemanianas; su correspondencia con políticos, pensadores, artistas y escritores de su tiempo; la riquísima documentación de sus especiales relaciones entre Estoril y El Pardo, en las que fue muchas veces puente y rompeolas... Arriba, en el salón regio isabelino, entre cornucopias, consolas y dorados, estaba nada menos que el Toisón de Oro, el magno honor de la Corona, que yo creo que Don Juan Carlos lo concedió a Pemán porque es galardón tan gaditano como un cante de ida y vuelta. El toisón es como una colombiana o una guajira, que va y viene de la Casa del Rey a la casa del distinguido con él por la Corona y luego de vuelta cuando el premiado se muere. Es una condecoración, ya digo, de ida y vuelta, como los cantes chicos indianos...

Pero a casi nada de cuanto había en la exposición le echaba la gente cuenta... Quizá a una carta de Natalia Figueroa sobre Raphael... En un rincón, el televisor que emitía una y otra vez, ininterrumpidamente, el vídeo con el Retrato de Canal Sur sí que había juntado gente. Así me conocía hasta la azafata... Monte usted una exposición sobre Pemán para que el mayor aliciente para la gente sea un documental de televisión... Nadie se paraba ante el original unas Chuflillas a Luisa Ortega llenas de gracia y de recursos literarios, ni ante un manuscrito del Conde de Barcelona, y en cambio había bulla ante el televisor. Hasta el punto que me cuentan que en los últimos días de la exposición, y dado el éxito de público del vídeo, como el rincón del televisor se quedaba pequeño, tuvieron que proyectarlo en el salón de actos de la Diputación...

Al salir, la azafata me comentó:

-No sabe usted la de gente que trae cintas, para que le hagamos una copia... El vídeo sí que se hubiera vendido, y no el catálogo...

¿Cómo nos extraña que estemos en la España extraterrestres de las crónicas marcianas y del consumo de televisión basura? ¿Cómo que las felonías se comentan usando un vídeo como arma? El Séneca le hubiera dicho a Pemán, viendo el éxito del vídeo:

-Don José: pásese usted la vida escribiendo todas estas cosas de las vitrinas, para que luego la gente no le eche cuenta más que a lo que dice de usted la televisión... *


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