¿Y quién defiende al defensor?

"Mangar veraneo a los soberanos medievales que permiten
que sus súbditos mueran en las pateras
es lo más progresista y moderno"

Definitivamente, tenía razón Chiqui Benegas cuando largaba fiesta por la motorola. Es dios. González es dios. Todo lo puede, todo lo sabe, todo lo conoce. Los delincuentes condenados por secuestro y malversación de fondos acuden al dios como podían haber ido a Fátima o a Lourdes. Esto del defensor González en el Constitucional me recuerda al Monumento a la Maternidad que hay en mi pueblo, a la entrada del Hospital Infantil del Seguro. El grupo escultórico representa a una joven madre, con su niño de la mano. Como en los grandes principios aquí se cree poco, cuando pusieron aquella escultura a la puerta del hospital de la Seguridad Social los asegurados desconfiaron bastante de que representara la Maternidad. En la tradición realista de la pintura y la novela españolas, los enfermos y sus acompañantes tomaron el monumento por su lado más cercano. De Maternidad, nada. La escultura era como un retrato de los defectos de la propia Seguridad Social, a los ojos de quienes lo sufrían. Y también en la tradición del pueblo que hace hablar a las estatuas (y hasta a las piedras si hace falta), pusieron banda sonora al monumento a la Maternidad. Los asegurados aseguraban que la madre, agarrando de la mano al niño, le decía:

-Hijo, vámonos al médico de pago, que aquí no dan en la tecla de lo que te tienes...

Encargaría al mismo escultor un grupo con un González deificado y omnipotente, principio y fin de todas las cosas ( sobre todo, fin), que tomara de la mano a ese Barrionuevo que ha ido de payaso de las bofetadas en esta ópera bufa y a ese Vera a su vera, siempre a la verita tuya hasta el día que me muera. Bajo el frontón de la fachada del Supremo, González toma de la mano a los dos delincuentes condenados y les dice:

-Hijos, vámonos al Constitucional, que como a los de allí los he puesto yo, veréis cómo allí no se atreven...

Han inventado el Comité de Defensa de la Revolución. Con Barrionuevo y Vera no se defiende sólo a dos delincuentes: se defienden los convolutos del Ave, el gabán de Roldán, los maletines de Filesa, el despacho de Mienmano, el chalé de Aida Alvarez, las cuentas del Gran Capitán del Boletín Oficial, los terrenos de la Renfe... Cuanto se entiende por Revolución y Progreso. Creía que los Comités de Defensa de la Revolución nada más que existían en Cuba, esas checas de bolsillo que existen en cada manzana de casas de La Habana, donde los vecinos hacen turnos semanales para espiarse entre sí y acusarse los unos a los otros de contrarrevolucionarios, gusanos y agentes del imperialismo internacional. Pero aquí han hecho un demagógico Comité de Defensa de la Revolución de Ellos Mismos, donde cada comité local del partido es una barricada y cada comité provincial, una trinchera. Les va el pan de sus hijos. En el mitin del Paso de la Sentencia, Barrionuevo cantó la gallina del pan de sus hijos:

-Nos van a quitar el pan de nuestros hijos...

¿Cuál es el pan? El partido. El acta de diputado. Sin el partido no son nada. Ninguno de ellos. Por eso lanzan el a mí la legión y González viene dándose patadas en el culo desde Tánger, dejando de mangar veraneo de Hassan II en las paradisiacas playas marroquinas, porque esto de mangar veraneo a los soberanos medievales y absolutos que quedan en el norte de África y que permiten que sus súbditos mueran en las pateras del Estrecho sabrá usted que es lo más progresista y moderno y de izquierdas de ahí. Cuando más absoluto sea el Rey alauita al que se le manga el veraneo, más de izquierdas se es, como usted bien sabe...

Los hay tan mal pensados que dicen que González sabe de Derecho Penal aproximadamente lo mismo que El Fary conoce acerca del clave bien temperado de Juan Sebastian Bach. Están completamente equivocados. González sabe Derecho Penal, y Física Cuántica, y Resistencia de Materiales, Técnicas de Microprocesadores, y Teoría de la Crítica Literaria, y sobre todo Latín, sabe hasta Latín: "In dubio...pro domo sua." Sabe Derecho Penal, más que nadie, desde hace muchísimo tiempo.

Miren ustedes: nadie, cuando se estableció de abogado por vez primera, mangó del tirón un tresillo. Y González, cuando se estableció de abogado laboralista, sabía tantísimo ya, que consiguió que el tresillo del bufete se lo pagaran a escote, a diez duros por barba, los escasos militantes socialistas y ugetistas que había entonces, que el PSOE entero cabía en un taxi (sin transportines) y toda la UGT, en el coche de cuadrillas de Jesulín de Ubrique. Y si apenas colegiarse en el Ilustre Colegio de Sevilla, joven e inexperto, mangó ya un tresillo, ¿se imaginan lo que puede mangar ahora tras volver a colegiarse con toda su experiencia vital y de por aquí te quiero ver en el Ilustre Colegio de Abogados de Madrid? Es el abogado que más sabe en España del Derecho Procesal del Tirón: llevárselo por el procedimiento del tirón. Lo menos puede mangar dos absoluciones del Tribunal Constitucional, ambas por el procedimiento del tirón. El dios omnipotente, constituido el Comité de Defensa de la Revolución, puede mangar dos absoluciones. O tres. A saber: la de Barrionuevo, la de Vera y la suya propia. La mejor defensa es el ataque. Así nadie puede hacer la pregunta del millón:

"¿Y quién defiende al defensor?"

(Por consiguiente, conseguido.) *

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