Cenizas en El Corte Inglés

¿Han visto ustedes la de cenizas funerarias para arriba
y cenizas para abajo que nos traemos?"

En la corrida goyesca de Ronda, Francisco Rivera brindó un toro a la memoria de su abuelo Antonio Ordóñez, y en vez de dirigirse al centro del ruedo y elevar la montera al cielo, como se suele, se encaminó al lugar exacto de la plaza donde fueron depositadas las cenizas del inolvidable Maestro de Ronda y allí dejó la dieciochesca prenda de cabeza que llaman el "medio queso". Antonio Ordóñez cambió los usos funerarios de la Fiesta. El gran torero de su época era un hombre de su tiempo. La primera gran figura del toreo con manda de incineración, no de mausoleo. En esta España que dijo Pemán que era el país de los grandes entierros, estábamos acostumbrados a las grandes tumbas de los toreros. La de Manolete es un monumento de Córdoba, como la Mezquita. La tumba de Joselito en el cementerio de Sevilla es un poema de bronce que dejó esculpido Benlliure. Cuando el toro Avispado mató a Paquirri, Isabel Pantoja le buscó sitio allí en Sevilla, en el mejor cahiz de muerte torera: entre la tumba de Gallito y el sobrio prisma de mármol negro, tan de su Generación del 98, donde está enterrado Belmonte.

Ordoñez, igual que codificó el toreo clásico de su época, se sumó al signo de los tiempos con la incineración. No sólo ha habido cambios en los modos de vida de los españoles, sino en sus modos de muerte. En las voluntades más allá de la muerte. De un país de inhumaciones, fosas y golpes de ataúd en tierra, hemos pasado a una nación de incineraciones, hornos crematorios, urnas cinerarias. El problema de suelo también afecta al de los cementerios y algo hay de lucha contra la carestía de los solares en esta moda de la incineración. Antes el español que vivía alquilado se compraba una sepultura en cuanto juntaba cuatro perras. Ahora que vive en un piso de su propiedad, quiere evitar problemas de suelo funerario cuando deja dicho que lo incineren. Como ha satisfecho el ansia de posesión de la tierra con la hipoteca del pisito con tantas fatigas pagada, no quiere entramparse también para buscar acomodo en la otra vida.

Ya las incineraciones hasta se anuncian, de la clientela potencial que hay. Todas las noches, en una televisión local de mi pueblo, veo el anuncio de eso que también se ha puesto de moda en España, la necrópolis privada: "Cementerio del Aljarafe, incineraciones las 24 horas". Recuerdo que, de chico, el anuncio que oía por la radio era similar, pero aún en la mentalidad de la inhumación: "Pompas Fúnebres La Nueva, servicio permanente." En esta sociedad de consumo, consumimos también vida eterna y nos venden los caminos que a ella llevan al cuerpo una vez que es abandonado por el alma...

Yo no sé en otras sociedades con tradición incineratoria qué ocurre, pero en España, como somos tan exagerados en todo, ¿han visto ustedes la de cenizas funerarias para arriba y cenizas para abajo que nos traemos? Quizá en otros países, entregan la urna cineraria del ser querido y su familia la deja en el columbario de una necrópolis, que es lo que sin ir más lejos hacían nuestros antepasados de la España romana. Pero ahora no. He visto, sí, columbarios junto al crematorio del cementerio de la Almudena, por ejemplo. Pero lo más habitual ahora, y a veces lo más ridículo, es la moda de las últimas voluntades en cinerarias materias. La gente no sólo deja dicho que los incineren, sino dónde quieren que arrojen sus cenizas. Si no lo han dejado dicho, los hijos o la viuda se encargan de adivinar el pensamiento cinerario del difunto:

-Mira, vamos a echar las cenizas de Pepe en el campo del Betis. Era tan verderón...

No sé si ocurrirá igual en el Nou Camp o en el Bernabeu, pero certifico que si crece tan bien la hierba en el terreno de juego de nuestro Betis es porque está abonado por las cenizas de centenares de béticos que quisieron tener allí su última morada. Los paisajes de la mar española son buscados por muchos para este último destino, La Concha, El Sardinero, La Caleta... O los Picos de Europa, o el Guadarrama. Tiene que haber hasta unos 40 Principales en los lugares de arrojar las cenizas:

-Ahora en Marbella donde se lleva mucho arrojar las cenizas es en alta mar...

Hay mucha hipocresía, no obstante, en la interpretación de estas últimas voluntades. Me acuerdo de algunos fieles difuntos (fieles a la ruleta, se entiende) que hubieran querido que sus nietos arrojasen sus cenizas en el Casino de Torrelodones, con el fortunón que se dejaron en aquellas mesas. Aficionados a los toros que las hubieran querido ver esparcidas en el ruedo de Las Ventas o de La Maestranza. Ahora, que nada como aquel que estaba con su mujer hablando de esta moda de las últimas voluntades de las cenizas y le dijo a la perpetua:

-Hija, pues si la gente quiere que arrojen sus cenizas en los sitios bonitos que más les gustaban, las tuyas vamos a tener que tirarlas en El Corte Inglés, porque es que te pasas allí todo el santo día comprando... *


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