Un nombre contra Chaves

El PP no se ha convencido todavía de que un día
puede ganar las elecciones andaluzas y parece
que a sus candidatos se los nombra el enemigo

En estas elecciones que coinciden con el Carnaval o en este Carnaval que coincide con las elecciones, por Cádiz andan coreándole a Teófila Martínez un estribillo que tiene, al mismo tiempo, toda la razón y la peor intención del mundo: "Teo, Teo, Teo... que hasta el nombre lo tienes feo". En este Lunes de Carnaval, Larra puro, en que sale este número de EPOCA, hay que quitarse la careta para pensar muy seriamente que parece que la candidata del Partido Popular en las elecciones autonómicas andaluzas del día 12 hubiera sido designada por Manuel Chaves, a quien las encuestas dicen que no solamente revalidará su mayoría como manijero fiel y sumiso del cortijo del felipismo, sino que rozará el larguero de la absoluta o incluso enviará al fondo de la red la pelota que ahora está en el tejado y en la que el PP, de Despeñaperros para abajo, la verdad es que toca bastante poco balón.

Hablo, pues, de lo que nadie en estas fechas: de las elecciones andaluzas, este anda, los donuts que se nos ha olvidado a todos con la cartera de la rebaja de impuestos y de la supresión del IAE para la pequeña empresa y otras venturas económicas de la bonanza, que la campaña nacional del PP tiene música de Chiquito de la Calzada, los cuatro caballos que van para Bonanza, aunque Almunia se empeñe en hacer cabalgar los cuatro jinetes del Apocalipsis en forma de pérdida de papeles. El PP no se ha convencido todavía de que un día puede ganar las elecciones andaluzas, hasta el punto de que nunca ha hecho una apuesta fuerte con un candidato. Si Manuel Pimentel no hubiera cogido el taxi, qué buen candidato, a lo Mío Cid, si hubiera un partido confiado en que a los socialistas se les puede ganar en su propio campo, esto es, en su estadio del jugador número 12 del PER... Y quien dice Pimentel dice Amalia Gómez, que da una imagen más de progreso y más de izquierda que todas las profesionales del feminismo o las feministas profesionales del PSOE. Por no hablar de Javier Arenas, el único que sabe hablar el mismo lenguaje de González y de Guerra en una sola pieza, el que se lleva a la gente de calle, el que tiene chispa y es un virtuoso del bote pronto, de la corta distancia y de las largas marchas.

Pero el PP no se convence de esto, y ya digo que parece que a sus candidatos se los nombra el enemigo, perdón, el adversario. Tienen unos nombrecitos... No ya lo de Teófila. Me refiero a un vistazo atrás sin ira. ¿Se acuerdan de Hernández Mancha? Se llamaba Antonio Hernández, que es un nombre que suena bien. Antonio Hernández, por ejemplo, se llama el gran poeta de Arcos de la Frontera que va a los partidos de nuestro común Real Betis con la camiseta verdiblanca debajo de la chaqueta y que escribió la maravillosa biblia de nuestra fe futbolística titulada La marcha verde. Y este Antonio Hernández del PP andaluz, cuyo nombre suena a poesía, como a Miguel Hernández, nunca fue en los carteles Antonio Hernández, sino, qué horror, Hernández Mancha, con lo negativo que suena lo de la mancha, que no era precisamente la mancha de Don Quijote, sino la mancha de estrategia electoral de no presentar a Hernández como recambio de la España socialista de un señor que se llamaba González a secas. Y cuando se fue Hernández con el quitamanchas de las luchas internas del partido, ¿pues saben cómo se llamaba el siguiente candidato que pusieron? Pues Gabino Puche. Gabino Puche se puede llamar un párroco que encuentre Camilo José Cela en su viaje a la Alcarria, pero no un candidato popular para vencer a los socialistas en su cortijo andaluz. ¿Cómo puede enfervorizar a las masas un señor que tal se llama?

Por eso creo que cuando no haya más remedio que poner a estos candidatos con nombres feos, deberían hacer como los que lanzan estrellas de la copla, ya que se trata de Andalucía: cambiarles el nombre. Luis Sanz, el productor de Las Cosas del Querer, ha lanzado a una nueva estrella que se llamaba Pili Sánchez. ¿Cómo puede una cantante que se llama Pili Sánchez grabar Las Cinco Farolas? Pues cambiándose de nombre, poniéndose uno artístico y eufónico. Ahora es Pastora Soler, nombre de guerra que sí que suena, llega y pega. Como Rocío Mohedano, probablemente, no hubiera llegado a nada de no haberla bautizado la mujer del Choni como Rocío Jurado, con su segundo apellido y quitándole el Mohedano. Magdalena Nile del Río, con ese nombre, no hubiera sido ni mucho menos lo que Imperio Argentina, evidentemente. Como ahora Paco Gordillo le ha cambiado el nombre a una cantante de Málaga nacida en Madrid, que se llama no sé si María Luisa o María José, pero que quedará en la historia del género con el redondo y rotundo nombre de Pasión Vega, y que canta casi tan bien como María Dolores Pradera mi letra de las Habaneras de Cádiz para lo que gusten mandar y comprar el disco, que se llama Con el alma en los labios.

Con mi propuesta, los populares se enfrentarían a los felipistas con el alma en los labios de un candidato o candidata con nombre sonoro y redondo, recordable en algo que no fueran chanzas y chirigotas. Y no como ahora, que andan con el alma por los pies, con una candidata que se llama Teófila. Deberían por lo menos haberla bautizado con otro nombre de guerra, si de verdad quieren que sea estrella de la canción (política) andaluza. ¿Qué se yo? Haberle puesto, por ejemplo, Amalia Gómez... *


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