Lamentable TVE Internacional

"Piensen en los concursos más ridículos, en los programas de famoseo más abyectos, en los espacios de variedades más zafios: todo eso, condensado, lo ofrece TVE Internacional"

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ada vez que viajo al extranjero, ora sea a Europa, ora A América, estoy deseando que llegue el fin de la jornada, en esos lugares donde siempre anochece tan temprano y de un modo tan triste, para irme corriendo al hotel. Por poco de medio pelo que sea un hotel en cualquier parte del mundo, los cuartos disponen de televisión por satélite y de canales de pago para poder ver películas guarras y de cochinerías a cualquier hora del día y de la noche, qué éxito del cine X en la hostelería internacional, hijos míos...

Estoy deseando que acabe la cuestión de trabajo o de ocio que me ocupa el día en los chirlos mirlos para volver al hotel y sintonizar en el televisor del cuarto el canal internacional de nuestra televisión pública, la llamada TVE Internacional. Como la sorpresa no tiene límites, hay algo todavía peor que Televisión Española: es este el canal internacional de TVE, donde todo bodrio tiene su asiento y donde se da la más lamentable imagen del Reino de España. En los cuartos de los hoteles de por ahí por el mundo, con el mando a distancia en la mano, me gusta recorrer los canales que se ofrecen. La BBC, siempre con un noticiario en directo, con un buen teatro en su canal del BBC Prime... La CNN con sus noticiarios continuos de 24 horas, dale que te pego, que es que no se hartan: ahora sale una china presentándolo desde Singapur, ahora un señor con tirantes en el centro de noticias de Atlanta. Está la Sky News, que nos ofrece todos los fuegos que se producen en los pueblos Gran Bretaña, en vivo y en directo. Está la RAI, que tanto nos recuerda siempre a la vieja Televisión Española de los estudios del Paseo de La Habana. Está Televisa-Galavisión, con sus encuestas callejeras divertidísimas, en las que siempre salen aztecas puros disfrazados de americanos, con su gorra de béisbol obligatoria, con el fondo de un paisaje de verdes taxis ecológicos en las calles del Distrito Federal. Están las cadenas alemanas, la RTF, hasta la inevitable Cartoon Network con la violencia máxima de los dibujos animados, donde siempre un gato machaca a unos pobres rayones, o viceversa.

Pero nada como Televisión Española Internacional. Me imagino que el inglés que contempla la BBC por satélite lejos del Reino Unido no siente vergüenza de su británica condición. Me imagino que el francés que ve los informativos o los coloquios políticos de la RTVF no siente vergüenza de su patria gala. Pero el español que ve TVE Internacional por el mundo, siempre entre concurso y crimen, siempre entre los coros y danzas de la pesca gallega o las andanzas del famoseo, siempre se pregunta lo mismo en la soledad del cuarto de hotel, en la lejanía de la patria:

-- ¿Cómo podemos mantener este canal, con el dineral que nos costará cada año, para dar esta imagen tan lamentable de España?

Imaginen lo más populachero de toda la programación de entrambas cadenas de TVE, La 1 y La 2. Imaginen lo que menos tenga que ver con la misión cultural y cívica de un canal público de televisión española. Piensen en los concursos más ridículos, en los programas de famoseo más abyectos, en los espacios de variedades más zafios. Bueno, pues todo eso, condensado, es lo que ofrece TVE Internacional. Cuando otras grandes cadenas internacionales de las citadas están dando una imagen seria de su Estado correspondiente, en debates de sus políticos, en programas divulgativos de su lengua y su cultura, España está, ¡hala!, dando las peripecias de un equipo vestido de amarillo que debe ganar el premio que le disputa otro equipo vestido de azul. Esto cuando no está el homosexual de guardia pegando el plumazo en las cuestiones varias que este género cultiva en su gran éxito audiovisual. Cuando Europa está en su casa, para ver las informaciones de lo que pasa en el mundo, España llena de sangre la pantalla de señal por satélite, dando el verdadero relato de todas las vecinas de las mujeres maltratadas por sus maridos, las lágrimas de todos los abuelos de todos los niños asesinados por sus desnaturalizados padres. Y cuando ha terminado la diaria ración de sangre, el obligado corazón. Puede que el espectador de TVE Internacional no sepa que José María Aznar es el presidente del Gobierno del Reino de España por el mayoritario voto de los ciudadanos, pero descuiden que todos los espectadores mundiales de nuestro canal público conocen la vida y milagros de Antonio David Flores, del Conde Lecquio, de Bibiana Fernández, de Maricielo Pajares y de otras desgracias nacionales.

En materia de política exterior, somos muchos los que solemos pedir a menudo medios para el Instituto Cervantes, a fin de que nuestra lengua y nuestra cultura sean conocidas y valoradas en el mundo. Estoy pensando que por muchos medios con que dotemos al Instituto Cervantes, mientras permanezca esta programación-basura de TVE Internacional no tomarán en serio por ahí al Reino de España. Salvo, claro está, que quieran hacer una programación "a la española" para uso exclusivo de los emigrantes españoles. Vamos, como cuando iban Manolo Escobar y Carmen Sevilla a cantarles en la Navidad, pero costándonos un congo de satélite...


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