Ucronía del desfile

"Ponían la televisión y salía la bandera... ¡de Puerto Rico! A la hora del desfile, TVE retransmitía un concierto de Ricky Martín"

En aquellos días de mayo del año 2000, a los pocos meses del cambio de Gobierno, el presidente Joaquín Almunia no tuvo más remedio que apechugar con cuanto el anterior ministro de Defensa, Eduardo Serra, había dejado organizado para celebrar el Día de las Fuerzas Armadas precisamente en Barcelona. Con la cantifdafd de capitales que hay donde las tropas son bien recibidas y hasta organizan bailes en el Club Náutico en honor de los guardiamarinas, a Serra no se le había ocurrido otra cosa que hacer el desfile anual de los tres Ejércitos en Barcelona. Fue la primera papeleta que tuvo que solventar, y qué papeleta, Martínez Noval, el ministro de Defensa del nuevo Gobierno socialista. Para ello, Noval se fue a hablar con Pujol:

-- Honorable, que en vista de que el anterior nos ha dejado este embolado, queremos molestar lo menos posible. Tengo entendido que no quiere usted que desfilen las tropas por la Diagonal...

-- No, de ninguna manera. Se van a Montjuic, que allí no molestan... Ah, y no se les ocurra traer a la Legión...

-- No pensábamos traerla bajo ningún concepto, honorable...

-- Ah, y de Guardia Civil ni mijita, ¿eh? Que no me entere yo que traen ustedes a la Guardia Civil. No quiero ver un tricornio por Barcelona...

-- Tampoco pensábamos traer a la Guardia Civil, señor presidente, eso lo dejamos para cuando tienen que venir a sacarles las castañas del fuego a los bomberos de la Generalidad en los incendios forestales del verano, naturalmente.

Con los pantalones, por tanto, bien bajados, a la moda de la sastrería de la Generalidad, Martínez Noval volvió a Madrid, pero al instante se filtraron sus negociaciones secretas con Pujol. ¿Para qué se filtraron? Tiempo le faltó a José María Aznar y a todos los dirigentes del PP para ponerse a largar por esas boquitas:

-- ¿Dónde ha quedado el honor de las Fuerzas Armadas? ¿Dónde su papel constitucional? ¿Es que los soldados de la nación son apestados que tienen que ocultarse en Montjuic?

El más terrible fue Federico Trillo, el anterior presidente de las Cortes. Claro, como es jurídico de la Armada:

-- Quiera Pujol o no quiera, las tropas deben desfilar por el lugar de honor de las calles de Barcelona.

No les hicieron caso a ninguno del PP, en sus gritos en defensa del honor del Ejército y del papel constitucional de las Fuerzas Armadas, y se cumplió al pie de la letra el vergonzante pacto entre el PSOE y la Generalidad. De momento, llegado el día del desfile, al presidente Joaquín Almunia le entró una inevitable y perentoria necesidad de viajar al extranjero, por lo que se quitó de enmedio con mucho cuidadito, dejando al frente de la cuestión a Pujol, que era lo pactado. Tampoco era para oír lo que decía Aznar:

-- Si yo vuelvo a ser presidente del Gobierno, prontito me va a quitar un presidente autonómico mi puesto como representante máximo del Estado al lado de Su Majestad en la tribuna del desfile. Esto nos ocurre porque tenemos en España un presidente que hace dejación de sus funciones: ¡váyase, señor Almunia!

Los teléfonos de los periódicos se caían en la mañana del desfile, cuando la gente, en Madrid, en Valencia, en La Coruña, ponían la televisión, TVE, naturalmente, y salía, sí, la bandera... ¡de Puerto Rico! A la hora del desfile, TVE, en vez de dar el honor y gloria de las Fuerzas Armadas en Barcelona, retransmitía un concierto de Ricky Martín.

-- Lo estarán dando por la Segunda Cadena-- se decía la gente.

Y ponían la Segunda, y salía un reportaje histórico sobre el feminismo, con unas frases de Ortega y Gasset de lo más propias.

-- Pon Radio Nacional, que en RNE por lo menos sí lo estará dando este Gobierno socialista que se avergüenza de las Fuerzas Armadas...

Y sintonizaban Radio 1 de RNE y estaban emitiendo el Programa de cine. De cine, era, en efecto, el pavor socialista a dar el desfile por los medios públicos, pues en Radio 5, donde la gente esperaba oír el ardor nada guerrero y muy constitucional de El Abanico mientras Don Juan Carlos revistaba a las tropas en parada, tenían sus habituales boletines, donde daban todas las conexiones en directo que ustedes quieran... sobre la manifestación de ASAJA en protesta por los precios del petróleo agrícola. Interpeló inmediatamente Aznar al Gobierno en el Parlamento, con toda la razón:

-- ¿Cómo los medios públicos de radiodifusión pueden ocultar vergonzantemente un hecho fundamental en una institución del Estado Constitucional como las Fuerzas Armadas, y cambiarlo por un concierto de Ricky Martin?

-- Eso, eso -- aprobaban todos los diputados populares de la oposición en sus escaños, mientras los socialistas se escondían bajo los suyos, avergonzados por la general bajada de pantalones ante los nacionalistas. Pero como siempre, con esto, que ocurrió hace tantísimo tiempo, no pasó nada. El Gobierno socialista decidió que aquél era el último desfile, y todos tan contentos.

Moraleja de ahora.- Con este PP, ¿para qué quieren que vuelva el PSOE?


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