Clic para ir a ¡HOLA! en Internet

Ir a "¡Hola!" en Internet

De rosa y oro 

                                            por Antonio Burgos


Num. 3017 - 6 de junio del 2002                                    Ir a "¡Hola!" en Internet
Clic para ir a la página principal

Página principal-Inicio


Clic

 
"Jazmines en el ojal", editorial La Esfera de los Libros, prólogo de María Dolores Pradera   

"JAZMINES EN EL OJAL", nuevo libro de Antonio Burgos

 

Artículos anteriores en ¡HOLA!
Recuadros
EL MÁS RICO DE ESPAÑA Artículos anteriores en ¡HOLA!
 

Si en una charlita simpática pregunta usted quién es Amancio Ortega, lo más probable es que le digan:

-- Ese es un jugador antiguo del Real Madrid. A mí de chico me llevaba mi padre a verlo al Bernabeu...

Frío, frío. Aunque tenga nombre de aquel Real Madrid con sólo cinco copas de Europa, Amancio Ortega no se ha puesto nunca la camiseta blanca. Aunque doy pistas de camisetas. El verano pasado uniformó según moda a casi todas las españolas con sus camisetas así como de camuflaje de guerra de Silverter Stallone en "Rambo". A algunas no les faltaban ni las cartucheras, y ya saben a qué cartucheras, ay, me refiero...

Si descartadas las camisetas blancas y las bufandas moradas sigue usted preguntando quién es Amancio Ortega, puede que le digan:

-- Sí, hombre, es un cantautor que puso música a los versos de Rosalía de Castro.

Frío, frío, como el agua del río o del cuarto de baño cuando se rompe el termo. Ni fútbol ni canción de autor. Amancio Ortega es el más rico de España. Pensábamos que la persona más rica de España era la Duquesa de Alba, o Carlos March, o Samuel Flores, y nada: el más rico es este Amancio Ortega al que no conoce nadie. ¿Qué digo rico? Rico es poco. Es riquérrimo. En la lista de Los 40 Principales de los más ricos del mundo, ocupa el número 25. Tiene una fortuna de 10.200 millones de euros, que ni sé cuánto es en pesetas, porque mi calculadora se me resiste a tantos ceros.

-- Bueno, que me tiene usted sobre ascuas: ¿y se puede saber quién es este Amancio que no es ni futbolista ni cantautor?

-- Pues es, señora, el dueño de Zara...

-- ¡Así es tan rico! Como que yo me dejo allí todos los meses medio sueldo. ¿No va a ser rico, si con esos precios te enganchas de una forma que cuando sales de la tienda la tarjeta de crédito está echando humo?

Pero no sólo aquí, sino hasta en Milán. Le hago este panegírico al dueño de Zara por dos razones. Una, por su habilidad para que no lo conozca nadie en esta sociedad mediática donde cada día inventan cinco famosos nuevos sin causa que lo justifique. Ya tiene mérito que siendo el vigésimo quinto señor más rico podrido del mundo no lo conozca nadie. Seguramente hará como el empresario don Javier Benjumea Puigcevert, que cuando empezó a ganar dinero de modo que podía despertar demasiadas envidias, contrató a un jefe de prensa para impedir que su foto saliera en los periódicos. El dueño de Zara, gracias a que no suena en ningún lado ni lo conoce nadie, se libra así de ser el oscuro objeto del deseo de la envidia nacional. A Amancio Ortega nadie le puede decir:

-- ¿Pero qué se ha creído este tío?

No se ha creído nada. Vamos, que entra en cualquier restaurante de moda y el metre no lo saluda por su nombre. Puede que llegue a cenar a Casa Lucio con unos amigos sin tener reserva y, en caso de que le dé mesa, lo mande al infierno, que en aquella gloria de la Cava Baja no está abajo, sino arriba, en el segundo piso, donde Blázquez sienta a los desconocidos.

La segunda razón de mi panegírico al dueño de Zara es porque ha abierto tienda en Milán y ha acabado con el cuadro de tanto Versace, tanto Armani y tanta moda italiana. Ea, se acabó: 5.000 compradores al día y 12 cajas marca que te marca al ladito mismo del Duomo. Como decía el rótulo de la sombrerería de Padilla Crespo: "Artículo español, jornal para los nuestros". Que un español arrase vendiendo moda en Milán es tan digno de elogio como si Sánchez, Romero y Carvajal llegan a Parma con sus jamones de Jabugo y desbancan al "prosciutto". Y como en todas sus tiendas de todo el mundo, Zara está en el mejor sitio de Milán. Si estáis en una ciudad extranjera que no conocéis, desorientados, y veis de pronto una tienda de Zara, no lo dudéis. Igual que aquello de "si hoy es martes, esto es Holanda", ante los blancos escaparates de Amancio Ortega no os quepa la menor duda: "Si aquí está Zara, esto es el mismísimo centro".

Clic


Clic para ir a ¡HOLA! en Internet Clic para ir a la portada

Indice de artículos de Antonio Burgos en "¡Hola!"

Volver a la portada de El RedCuadroClic para ir a la página principal