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De rosa y oro 

                                            por Antonio Burgos


Num. 3039 - 7 de noviembre 2002                                    Ir a "¡Hola!" en Internet
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"Jazmines en el ojal", editorial La Esfera de los Libros, prólogo de María Dolores Pradera   

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Los generosos lectores de estos artículos a ambos lados de la mar atlántica me acarrean valiosos y pintorescos materiales para su construcción. Tengo, por así decirlo, el honor de contar con Proveedores de la Real Casa, como aquellos comerciantes que ponían tal título en sus establecimientos en tiempos del Rey Alfonso XIII. Ilustres proveedores. Como don Alfredo Flores Pérez, fiscal-jefe de la Audiencia Provincial de Sevilla, un señor con tanto sentido del humor que desmiente la imagen hosca de la Fiscalía que nos quedó desde que vimos a Lola Flores y a Miguel Ligero en la vista oral por el robo del jamón de "Morena Clara". Al fiscal Flores le encanta leer el periódico de su Salamanca, aun viviendo fuera de ella. Y en un diario allí ha encontrado una tremenda noticia, cuyo recorte me ha enviado: "Inundación en los sótanos de La Dolorosa". ¿Qué será La Dolorosa?, me dije. Lo supe cuando leí la noticia, con la foto de un señor achicando agua afanosamente: "Las instalaciones de la empresa funeraria "La Dolorosa" en la calle del Banzo de la capital sufrieron ayer a mediodía una inundación que les obligó a cerrar temporalmente parte de las instalaciones. En concreto, una sala de velatorio y el almacén de la funeraria quedaron anegados de agua después de la rotura de una alcantarilla de Seragua en la misma calle del Banzo. Después de que los empleados de la funeraria retiraran el agua, la actividad del lugar ha vuelto inmediatamente a la normalidad." Alto ejemplo de productividad el de la funeraria salmantina; con divisa verde y oro por su contribución al crecimiento del PIB deberían distinguirla.

Se trata, como ven, de la persistencia de la pintoresca España del "Celtiberia Show" del desaparecido Luis Carandell. O de la España de "Bienvenido, Mister Marshall". El mundo de la película de Luis García Berlanga, de cuyo rodaje se han cumplido cincuenta años, aún existe. Lo confirmo con estos recortes de los lectores. Otro asiduo y fecundo comunicante es un distinguido hotelero, Antonio Lopera, director y creador del Puente Romano en Marbella y del Villamagna en Madrid. Lopera tiene tanto sentido del humor en esta España del "Celtiberia Show" que, harto de responder preguntas sobre su apellido y posibles parentescos, se hizo unas tarjetas de visita que entregaba a quien tal inquiría, y que rezaban: "Antonio Lopera López de Priego. No tengo nada que ver con el presidente del Betis."

Antonio Lopera me envía gruesos sobres llenos de pintorescos recortes de periódico, con esquelas mortuorias increíbles o con anuncios desternillantes...publicados en serio. Pero nada como su último hallazgo. En el barrio de Salamanca de Madrid, Antonio Lopera se ha fijado en un letrero de oferta de trabajo profusamente fijado con fotocopias en color por todas las paredes. Dice así: "Paseador de perros por horas. Garantía, solvencia, responsabilidad, teléfono 91..."

Tan de Luis Carandell y de su España es este celtibérico anuncio y oficio, que recuerdo que una vez, cuando le dije al recordado escritor que había en Sevilla un pujante Centro de Nuevas Profesiones, me apuntó con sorna:

-- No, si aquí acabaremos viendo que abren una Escuela de Perropaseadores.

Esa escuela la han debido de abrir ya. Incluso no sería de extrañar que en esta inflación de nuevas titulaciones que es moda en las Universidades públicas y privadas, pronto veamos que crearon una Facultad de Ciencias Peripatéticas Caninas, que sería el título académicamente adecuado para el paseador de perros. Menester que me informan hemos importado de Argentina, con los inmigrantes que han llegado de allí. Dizque esto de pasear perros mercenariamente es común en Buenos Aires. Paseadores de perros al por mayor, pues sacan juntos, aprovechando la collada, a los de diversos clientes, por lo que llegan a reunir ocho o diez perros atraillados, para pavor de viandantes cuando los ven llegar, olisqueando y buscando dónde defecar. Alfonso Ussía, a quien tengo por mi consejero y consultor en materia de paseadores de perros, me acaba de confirmar el éxito de los peripatéticos caninos:

-- Ni las rehalas de perros de esas fincas donde siempre te dicen que el Rey va allí de montería son tan numerosas y temibles como las manadas de perros de estos perropaseadores argentinos cuando te las encuentras por Madrid...

 

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