El Recuadro

Martes , 10 de febrero  de 1998

Brazaletes contra la muerte

 

En el discurso de ingreso de Luis María Ansón en la Real Academia habría algún verso que expresara mejor lo que quiero decir. Que es tan largo el dolor y tan corto el olvido, que mi ciudad aún está conmocionada por el último acto contra la esperanza. Ves a la alcaldesa y se le nota por fuera el dolor que llevamos por dentro. Va ser muy difícil el alivio de luto, porque el dolor engarzará pronto con el negro de las túnicas de los nazarenos. Lo decía ayer en un artículo Javier Arenas, poseedor de las claves del arte de saber estar. Arenas decía que "Sevilla ha estado en el silencio y la verdad". Lo que destaca aún más que hay otros que siguen en el ruido de la furia y las mentiras.

Desde este "espíritu de Sevilla" que citaba Arenas, cada vez me parece más increíble que hubiera un club de fútbol que se negara a guardar un minuto, un solo minuto de este silencio de la verdad, en memoria de Alberto y Ascensión. No es Setién todo lo que reluce. Y menos me explico que la gente siga yendo a llenar los campos de fútbol cuando juega ese equipo. Si por casualidad lee esto algún aficionado al fútbol, yo prepondría que dijera a la directiva de su equipo que todos los partidos que queden por jugar con aquel club cuyo presidente no creyó oportuno guardar el minuto de silencio, lo hagan con brazaletes negros. Por lo menos que nos quede la dignidad. Brazaletes negros o minuto de silencio en todos los campos donde ese equipo juegue, para recordar que hay cosas que nosotros no olvidamos. Brazaletes contra los que ayudan a la muerte con su ruido y su furia. Brazaletes como un estrambote del sentimiento de España: "Vascos, sí; ETA, no... y directivas de clubes que no quieren guardar un minuto de silencio contra la muerte, tampoco."


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