El Recuadro

Martes , 10 de marzo  de 1998

Yo quiero ser de Treviño

 

Pues, como dice Rocío Jurado, "no sé si quizás"... No sé si quizás, por llamarme Burgos, los vecinos de Treviño me permitan asimilarme a los de la capital de su Condado, y así, dentro de unos meses de nada, me pueda encontrar con la papela de mi ciudadanía vasca en el bolsillo, que es como tener el carnet de primera de español. Porque no hay que darle mas vueltas: aquello de los españoles de segunda y de tercera que decía el hermano de Manuel Machado preguntado Juan de Mairena sobre los andalucistas, no tiene ya ninguna razón de ser. Ahora, para ser español de primera, con todas sus consecuencias y privilegios, nada como proclamarse "ex-pañol", como dice Federico Jiménez Losantos. Los que más derechos tienen hoy en España son los que más ascos le hacen a ser españoles. Quizá por eso. Ahora sí que de verdad, y no en aquel debate constituyente, somos españoles los que no podemos ser otra cosa. Los que no podemos beneficiarnos del concierto económico vasco, los que no tenemos más fuero que pagar los impuestos por huevos.

Así que con permiso de Juan José Lucas, y a pesar de la capital y provincia de mi judaico apellido, a este Burgos también le gustaría plantar los reales de su condado en Euskadi, a ver qué caía. Hombre, no hay color entre ser español de segunda de una autonomía del 143, con el triste de Juan José Lucas, o que le defienda a uno las habichuelas el padre Arzalluz, pegando bronca al resto de los españoles que no se sienten "ex-pañoles". Si a toda España le dieran la misma oportunidad que al Condado de Treviño, todo el mundo querría también ser vasco. Y nada digo cuando se abra la veda del referéndum para que nos podamos apuntar del tirón al supremo beneficio de ser catalanes...


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