Tarjeta roja y municipal
Alhaurín, alhaurado, este
cuento (de Marbella y del Atlético de Madrid) no ha hecho más que empezar. ¡Oído
cocina!: marchando otra de chandal carcelario como el de Pepe. ¡ Que sea otra de indulto!
En las pasadas Navidades, unos recibieron el anuncio del ángel y otros, de los ángeles
de San Rafael. Tras el auto del juez de Marbella, iban otros dos autos: el auto de la
Policía con Bigil dentro (Gil y Gil es Bigil) y detrás, como coche de respeto, su Rolls.
Mejor hubiera sido la limusina del Jeque Mengueleque que ahora es la tartana nupcial y
municipal para el arroz de los novios.
El encarcelamiento es doble,
como Bigil que es. Gil el Marbella va a la cárcel y Gil el del Atlético, también. Gil y
Gil... y un día. Es encarcelamiento de Gil es un doble encarcelamiento: a la corrupción
municipal y al mandarinato de los dictadores del fútbol. ¿Comienzan las excavaciones
arqueológicas de la España del Pelotazo por los yacimientos de las corrupciones
municipales de las recalificaciones de parcelas, y de los planes parciales, y de las
fortunas de los suegros y las suegras? Ay, como sigan por las suegras de San Pedro
Alcántara... ¿O es que aquí sólo hubo corrupciones en los Ministerios, y nunca en los
ayuntamientos? Y es también el proceso a los mandarines del fútbol. Cárceles pueden
faltar como empapelen y enchampelen a los muchos Giles que hay en el fútbol español...
Estos mandarines, antes, tenían el camión-escoba del Estado para pagar las deudas del
fútbol. Ahora tienen otros caminos. Claro que el de Bigil era de virtuoso: la mancha de
la mora de las deudas del Atlético, con otra zona verde de Marbella se quita. Otra zona
verde adjudicada a un amiguete, claro... Como ven, no es gomina todo lo que reluce en los
ayuntamientos...
Jabugo y dorada de
cohesión
Anda que no son agarrados los
alemanes ni nada. Y luego hablamos de los catalanes. ¿Sabe usted qué le gustó más a
German Shroeder de toda su estancia de vacaciones de Nochevieja en la Costa del Sol? Pues
que Aznar pagara la factura de la cena final de despedida. Vamos, que le mangara la cena a
Aznar en Marbella... ¿Pero esto qué es, Dios mío de mi alma? ¿Un canciller alemán o
un chori de Puerto Banús? ¿Tan mangón es el canciller de los alemanes? A esto le
llaman en Málaga curraor de cenas...
Como los sentimientos
nacionales van quedando disueltos en las porciones de 17 quesos, ningún español se ha
indignado contra este alemanazo. ¿Pero qué se ha creído este tío de nosotros los
españoles? ¿Que lo vamos a invitar a cenar y encima lo vamos a hacer pagar la factura?
Schroeder se vio muy sorprendido en la cena de Marbella porque Aznar pagó la factura del
jamón y de la dorada a la sal. ¿O es que Schroeder está acostumbrado a cenar con Pujol
y a sacar la calculadora para dividir la cuenta? Anda que si Aznar le dice en los postres
a su huésped alemán: "Germán, como siempre es mejor dos heridos que un muerto,
vamos a pagar a escote: tú tienes que darme, en euros, un total de..."
Aquellas manos españolas
mendicantes en Europa trajeron estos alemanes insultantes con los hechos en Marbella.
Claro, como Shroeder nada más que conoce a Aznar de pedir que lo conviden a Fondos de
Cohesión, creía que también iba a pedir que lo convidara a pata negra, y a langostinos,
y a dorada a la sal en La Torre de Puerto Banús... (Lo que no sabe Schroeder es que la
convidá era como pago de derechos de autor por la propaganda que el canciller le ha
hecho al pata negra...)
El desnortado en
Palacio
En plena y santa Transición,
Joaquín Bardavío escribió el libro "Los silencios del Rey". Qué tiempos
aquellos, en que hablábamos de los silencios del Rey. A los silencios del Rey también
llegaron las rebajas de 1999: estrenamos en la Pascua Militar un año con número de
precio de rebajas. El libro citado de Joaquín Bardavío está completamente agotado.
Quizá no solamente en su continente de papel, sino también en su contenido de concepto.
Los silencios del Rey no se encuentran en las librerías. Ni tampoco cada vez que le
acercan un micrófono a la remanguillé. Igual que los políticos, el Rey también
debería usar termostato de boca, para que no se le caliente, y logómetro centralizado en
las cuatro puertas, para medir las palabras con el metro de los silencios.
Como no hay una ley que
prohiba acercar micrófonos al Rey como si fuera Lara Dibildos, se los pusieron en la
Pascua Militar. Llámase Pascua Militar porque en ella S.M. suele hacer la Pascua a
alguien con su discurso o en los comentarios de salones cortesanos de Palacio. Esta vez el
perjudicado fue Aznar, al inaugurar el Rey la política de la otra mejilla sobre la
violencia del MLNV. Claro, está tan poco acostumbrado a los salones de Palacio, que
cuando está junto al Trono anda desnortado... Unos esquíes y un barco para este hombre,
urgentemente, y por favor, sáquenlo cuando antes de Palacio, que se desnorta cuando no
está en la Zarzuela o en Palma... A Palacio, ni para recibir a los embajadores
extranjeros... ¿Por qué no entregan las credenciales también en Baqueira, que allí Ese
Eme sí que está en todo lo suyo?