También pido
observadores de la ONU
Está muy bien que los
nacionalistas vascos reclamen que vengan observadores de la ONU. Pero que vengan
urgentemente, no vaya a ser que la visita la parta por el eje la huelga de pilotos del
SEPLA, aquí los quiero ver cuanto antes, como las balas. Las balas de la huelga de
pistolas caídas que hay por allí arriba, se entiende.
Pero ya que están aquí, los
observadores de la ONU deberían aprovechar el viaje y una vez que cumplan lo que piden
los nacionalistas, que atiendan al menos una jornada a lo que le pidan el PSOE y el PP.
Como en los viajes programados de las agencias turísticas, yo les ofrecería excursiones
facultativas a estos señores observadores de la antigua observancia. Por ejemplo, les
elaboraría el siguiente programa: 9 de la mañana, visita al zulo de Ortega Lara. 11 de
la mañana, visita al lugar de San Sebastián donde descerrajaron dos tiros al maniatado
Miguel Angel Blanco por el delito de ser concejal del PP. 12 de la mañana, descanso para
meditar. 13 horas, visita a la tienda de muebles de cocina del concejal quemada cuatro
veces. 14 horas, almuerzo en ruta, que puede ser aprovechado para buscar una bandera de
España por aquellas carreteras del Reino de España. Al observador que la encuentre se le
cambia la botella de chacolí del almuerzo por una botella de Moet Chandom. 17 horas:
visita al lugar donde asesinaron a Gregorio Ordóñez. .. Y así sucesivamente. Al final
podían poner tarjetas a la familia, postales con el retrato de Arzalluz, que dijeran:
"Esto es muy bonito, dormimos con dos guardaespaldas a la puerta, porque en seis
meses de tregua ha habido 119 actos de violencia..."
Que Aznar se ponga
tallas grandes
Está muy bien todo esto de la
campaña contra la anorexia. Mejor luchar contra la anorexia que dar cartillas de
racionamiento como en Cuba. Mejor llegar a la anorexia por la vía de la libertad de
báscula que por el triste camino del bloqueo, ay, te cogí, ¿qué creías, Matías, que
iba a decir de Fidel Castro? A este paso, vamos a tener tantos anoréxicos como parados.
Está muy bien que el grupo socialista curse proposiciones de ley, que el Salón Gaudí
ponga la talla mínima para las modelos y que el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales,
como su mismo nombre indica, se tome el trabajo de pedir que fabriquen tallas mayores para
las menores de 21 años.
Pero los políticos tenían
que dar ejemplo. No están lejanos aquellos tiempos de la invitación a la anorexia que
eran Suárez almorzando una tortillita francesa o Guerra alimentándose de chocolatinas.
Aznar transmite en exceso la imagen "light" del jugador de "squasch",
preocupado por la línea, y aparece en los telediarios libre de grasas y de colesterol.
Mal hecho. Qué mal ejemplo para los españoles y las españolas. Aznar tenía que
fomentar la afición, y aparecer comiéndose ollas de callos a la madrileña, paellas
inmensas de arroz valenciano, pucheros enormes de berza andaluza, sacos de molletes de
Antequera con manteca colorada de Jabugo...
¿No hacen campañas contra la
droga? Pues que, tras contemplar estas imágenes de Aznar combatiendo la anorexia,
Cristina Almeida y Amalia Gómez hagan un "spot" mostrando la excelencia de las
tallas grandes. O que, en plan negritos del Cola Cao, canten la ventura de la gordura
Santesmases, Peces Barba y Alvarez del Manzano.
El exorcismo de Curro
sobre el número 40
Hay números que carga el
diablo, y no solamente el 12 más 1, cuya suma me resisto a escribir, como si fuera el
apellido con tilde del tonto oficial del Reino, no vaya a ser que se rompa la rotativa de
EL MUNDO, que es domingo y hay que arrear... En España no solamente el 12 más 1 es un
número con mal fario. El 40 es otro número gafado que le anda así, así. El 40 es una
desgracia a efectos del paro: los parados mayores de 40 y su camino de la amargura en el
calvario de encontrar empleo. El 40, en kilómetros por hora, la absurda velocidad máxima
por ciudad, que nadie cumple, origen de tantas multas, a la que la Dirección General de
Tráfico le saca un dinero. Toda esa mala suerte del número queda en nada al lado de su
indisoluble unión a los años de dictadura que padecimos.
Pero en Valencia, que es la
tercera ciudad española (como a algunos sevillanos nos gusta recordar a modo de
desagravio); en Valencia, que es la tierra de las flores y de Rita Barberá, que cantaba
el difunto Luis Sánchez Polack, Curro Romero, Faraón y sumo sacerdote de la magia del
arte, ha realizado un exorcismo sobre el número 40, que tenía muy mala fama en la
historia contemporánea. Hasta ahora, el 40 estaba ligado a la dictadura como con
calabrote de patache. No había otros 40 años que los 40 años del franquismo. Hemos
conseguido, por fin, gracias a dos verónicas y media de Curro Romero en la plaza de
Valencia, que hablemos de 40 años sin que el numerito esté asociado a las negaciones y
lágrimas de las libertades, sino a la suprema libertad del arte, que desafía al tiempo.
Con la leyenda negra de los 40 años ha terminado uno mayor de 40 años que no está
precisamente en el paro...