Pinche para leer el Magazine de El Mundo en Internet

Pinche para leer el diario El Mundo en Internet

 


 

Antonio Burgos: Jazminez en el ojal

 

Los dependientes del escudito

 

LA REVISTA "FORTUNE", "Fortune" me parece que es, a ver si meto la pata... Bueno, la que sea. Una revista norteamericana de las que son boletines oficiales del Imperio de la globalización, como el "Times" o el "Newsweek", publica cada año la lista de las cien personas mas ricas del mundo. Como en esa lista casi nunca sale un español, y si sale suele estar equivocado, pues hay quien cita estadillos de grandes fortunas de antes de la guerra sin actualizarlos, a mí me gustaría que alguna revista por el estilo, pero española, publicara una lista que sí que sería de verdad indicadora de los signos externos de riqueza, como llamaban antes a los coches a efectos de declaración de la renta: signos externos de riqueza.

Quiénes son las cien personas del mundo es algo que me trae sin cuidado. Total, siempre son los mismos, que si el Sultán de Brunei o de cualquier raro Emirato del Golfo de los que sólo conoce Gómez Molina, el joyero de Marbella; que si la Reina de Inglaterra, ésa que según Oriana Fallaci pasa detrás de la Duquesa de Alba y además creo yo que tiene bastante menos dinero que Cayetana... Gente así, y a menudo incluso bastante ordinaria, como las monarquías americanas de los negocios: que si el Rey de los Ordenadores, el Rey de las Pizzas, el Rey del Pan de Molde o el Rey de las Berenjenas de Almagro, que es un señor de Almagro que nunca sale y que tengo ahora mucho gusto en poner, como agradecimiento a las que me mandan las hermanas Lorido de Puertollano.

A mí lo que de verdad me gustaría saber como indicador de riqueza y prosperidad sería la lista no ya de los cien, sino de los veinticinco mejores clientes de El Corte Inglés. Entre otras cosas, para sacar de dudas a muchos maridos. Todo marido español cree que su legítima esposa es la que más dinero se gasta en El Corte Inglés. Suelo oírlo muy a menudo:

-- Mi mujer es la que más dinero se gasta con la tarjeta en El Corte Inglés...

Y suelo decir a quien tal afirma:

-- Eso no puede ser verdad, porque la que más dinero se gasta seguro que es la mía...

Carmen, la mujer de un amigo, creo que es la que bate el record. Tanto, que si se entera don Isidoro Alvarez y mira el movimiento de cuenta de su tarjeta, seguro que le ofrece un partido-homenaje. Sería todo un retrato de la sociedad española saber, al modo de los pasajeros-kilómetro, las horas de Corte Inglés que echa de media cada española. Algunas, sumadas las horas de cada día, deben de contabilizar días enteros en la maravilla de los probadores y los percheros de la ropa de temporada, cuando no entre las exquisiteces del supermercado.

Los hombres vamos menos, pero nos cunde más el tiempo. Vamos un día, y ante nuestra seguridad entre las manzanas prohibidas del paraíso, nuestra mujer nos dice:

-- ¿Pero tú cómo sabes tanto de esto, si apenas vienes?

Es lo que me ha ocurrido con Carmen. De Carmen dirá su marido, cuando le llegan los cargos en la cuenta corriente del banco, que es la número 1 en esa hipotética lista de los mejores clientes. Pero con tanto tiempo pasa Carmen entre probadores y percheros, góndolas y cajas centrales, no ha descubierto lo que yo. Se me quejaba un día de ciertas dependientas. Le dije:

-- Haz lo que yo... No te vayas a las dependientas. Cuando quieras que te atiendan bien, busca siempre a los dependientes mayores, a los que tienen en la solapa el escudito de plata de los XXV años...

Son un auténtico tesoro no solamente comercial, sino humano. Dentro de la casa los designan con una palabra preciosa, que el viejo don Ramón Areces trajo desde Cuba y, nunca mejor dicho, con Encanto. A estos dependientes veteranos los llaman interesados en la jerga interna de El Corte Inglés. Porque tienen intereses propios en las ventas de los departamentos a su cargo, mediante porcentajes de comisión. Cifras de ventas y presupuestos al margen, la palabra está muy bien puesta porque siempre están interesados, interesadísimos, en algo que no es ya habitual en las grandes superficies: dar un trato al cliente a la antigua usanza. Vamos, que parece que hasta traen jazmines en el ojal las chaquetas que te sacan cuando te dicen:

-- Don Antonio, tenemos ahí un traje clásico de los que a usted le gustan...

A medio cliente que seas, aunque no te pases allí el santo día, te conocen por tu nombre, recuerdan tus gustos. Todas mis amigas, por ejemplo, saben que en la planta de las butiques tienen a su noble, leal, antiguo y efectivo Herrera:

-- Herrera, ¿este lo hay en mi talla?

Y Herrera que se pone al ordenador y al teléfono y le encuentra a la señora su chaqueta de Studio Clasic en El Corte Inglés de La Coruña o de Murcia si hace falta, pero se la encuentra. Y se la trae. Y la llama a casa cuando la chaqueta ha venido. A Herrera una vez lo destinaron a Córdoba y notaba entre mis amigas como una cierta orfandad. Cuando volvió, se lo anunciaban unas a otras como hubieran acertado la primitiva:

-- ¡Que Herrera ha vuelto de Córdoba y está aquí otra vez!

Era, en verdad, la primitiva. La primitiva usanza de estos viejos dependientes, que antes ofrecían una silla a nuestras madres en los largos mostradores de caoba de los comercios tradicionales y que ahora muchos dan por perdidos. Pero que yo he hallado hace muchos años en la librería, en la planta de caballeros, en la sección de electrónica de El Corte Inglés. No tienen pérdida. Llevan en la solapa un escudo de plata. Plata es lo que de verdad vale el tesoro de su antiguo, amable, efectivo trato con los clientes en este mundo donde hasta la estanquera de la esquina te habla de tú... y encima no tiene el Montecristo del número que vas buscando.

(Publicado el domingo 2 de enero del 2000)


Anteriores entregas de "Jazmines en el ojal"

Homenaje al viejo dietario 
Retorno al pan de pueblo 
La máquina de escribir del relojero 
Estas niñas como antiguas   
Elogio de la tienda de comestibles 
Un parte de bodas
La cal de toda la vida
No sé qué ponerme
Una talega en el Palace
Un puro en los toros
Como un cuarto de invitados
Las maletas de Isabel Preysler

 

"LA ESE 30"         PUNTAS DEL DIAMANTE          RECUADROS DE DIAS ANTERIORES

 

Regresar a la pagina principal